Un informe del Science Policy Forum publicado hoy alerta sobre una nueva tecnología para modificar cultivos genéticamente que podría ser utilizada como arma biológica. La organización que lidera la investigación aclara que no está haciendo nada por el estilo. Lo está haciendo DARPA.
El informe es una respuesta a un programa de investigación financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) de los Estados Unidos. Bautizado como “Insect Allies”, el programa busca crear cultivos más resistentes frente al cambio climático, las sequías, heladas, inundaciones, la salinidad o las enfermedades. Pero en lugar de modificar las semillas en un laboratorio, los investigadores de DARPA enviaban flotas de insectos modificados genéticamente a sus cultivos, donde “infectan” a las plantas con un virus especial que transmite los nuevos genes de resiliencia.
Si tú también crees que esta idea da miedo, no eres el único. El autor principal del nuevo informe del Science Policy Forum, Richard Guy Reeves, del Departamento de Genética Evolutiva en el Instituto Max Planck de Biología Evolutiva, dice que el programa Insect Allies tiene un doble uso en el que DARPA, además de ayudar a los agricultores, también estaría trabajando en un arma en potencia. Al ser contactado por Gizmodo, DARPA negó las acusaciones hechas en el nuevo informe, diciendo que está lleno de inexactitudes y caracterizaciones erróneas.
La tecnología podría suponer una forma completamente nueva de modificar genéticamente los cultivos. En lugar de tener que esperar a que una planta transmita sus rasgos recién adquiridos a la siguiente generación, los cambios genéticos se impondrían a organismos vivos, un proceso conocido como alteración genética horizontal. De ahí el nombre de la tecnología: Horizontal Environmental Genetic Alteration Agents, o HEGAAs.
Para que los HEGAA funcionen, es necesario insertar una modificación genética desarrollada en laboratorio sobre el propio cromosoma de un organismo. Y ahí es donde entran los insectos. Se utilizan saltamontes, moscas blancas y áfidos que han sido modificados genéticamente en el laboratorio utilizando CRISPR –o algún otro sistema para alterar genes– para transportar un virus infeccioso a los cultivos. Cada planta se infectaría con un transgén, lo que provocaría que adquiriese la mejora deseada.
Insect Allies fué anunciado en noviembre de 2016 y actualmente tiene firmados contratos de investigación por más de $27 millones. DARPA financia cuatro equipos (no tres, como se afirma en el informe). Esos equipos trabajan en el Instituto Boyce Thompson, la Universidad Estatal de Ohio, la Universidad Estatal de Pensilvania y la Universidad de Texas. La agencia de defensa sostiene que “todo el trabajo se realiza dentro de laboratorios cerrados, invernaderos u otras instalaciones seguras”, y que los insectos tendrán una vida útil modificada para limitar su propagación. DARPA espera ver el resultado de las pruebas en invernaderos en tan solo dos años.
Existe cierta preocupación sobre cómo se podría usar esta tecnología, especialmente considerando quién es su principal patrocinador: DARPA, y por extensión, el Pentágono y el ejército.
“Es nuestra opinión el conocimiento que se conseguirá con este programa para mejorar la agricultura de los Estados Unidos o responder a emergencias nacionales parece muy limitado”, escriben los autores en el Policy Forum. En su lugar, dicen, “el programa puede ser percibido ampliamente como un esfuerzo por desarrollar agentes biológicos con propósitos hostiles y que podrían constituir una violación de la Convención sobre Armas Biológicas”.
Reeves y sus compañeros cuestionan el uso de insectos como vehículo para una mejora genética, es una idea terrible porque no se pueden controlar. Rociar aerosoles para transmitir los HEGAAs sería algo mucho más prudente. DARPA, por otro lado, dice que los insectos son la única solución práctica, ya que la fumigación aérea de los HEGAAs requiere una infraestructura que no está al alcance de los agricultores.
El artículo del Policy Forum también señala cómo los cultivos transgénicos infectados por virus y genéticamente alterados podrían, posiblemente, acabar en los mercados nacionales e internacionales, y que no existe un marco legal que lo regule.
Pero es la “intención secundaria” de la que habla DARPA la que está disparando las alertas: es el uso de HEGAA como respuesta a las amenazas. Así lo explicó DARPA al inicio del proyecto:
La seguridad nacional puede verse amenazada rápidamente por amenazas naturales al sistema de cultivos, incluidos patógenos, sequías, inundaciones y heladas, pero especialmente por amenazas introducidas por otros agentes. Insect Allies busca mitigar el impacto de estas incursiones aplicando terapias dirigidas a plantas maduras con efectos que se expresan dentro de una sola estación de crecimiento. Esto tiene un potencial sin precedentes y proporcionaría una alternativa a los pesticidas, la cría selectiva, la limpieza de tala y quema, y la cuarentena, que a menudo son ineficaces contra las amenazas emergentes y no son adecuadas para proteger a plantas maduras.
Los autores del nuevo informe interpretan esto como “una intención de desarrollar un medio para transmitir los HEGAA con fines hostiles”, como participar en una guerra biológica. La introducción de esta tecnología, argumentan los autores, anunciaría el advenimiento de una clase completamente nueva de armas biológicas transmitidas por insectos que podrían usarse para introducir ciertas características perjudiciales. Los autores advierten además que esta tecnología podría motivar a las naciones rivales a desarrollar programas similares.
En respuesta a la consulta de Gizmodo, un portavoz de DARPA dijo que agradece el diálogo académico sobre el programa de Insect Allies, pero la agencia rechaza la conclusión del artículo del Policy Forum y dice que es “engañosa y está salpicada de inexactitudes”. A lo que el portavoz añadió:
También nos hubiese encantado que los investigadores hubiesen contactado con DARPA en algún momento para solicitar información sobre el programa. Insect Allies es un programa de investigación fundamental llevado a cabo por universidades o equipos afiliados. Esos investigadores tienen la libertad de publicar sus resultados, y se les invita a discutir su investigación para hacer avanzar a la ciencia de una manera responsable y productiva. Si hubieran contactado con DARPA para obtener información, la habríamos proporcionado de buena gana. Además... ya hay abundante información sobre el programa disponible.
Blake Bextine, Program Manager de DARPA en el proyecto Insect Allies, rechaza muchas de las afirmaciones hechas en el informe del Policy Forum.
“DARPA no está fabricando armas biológicas, y rechazamos por completo ese escenario hipotético”, dijo Bextine a Gizmodo. “Aceptamos y estamos de acuerdo con las preocupaciones sobre un posible doble uso de esta tecnología, un problema que surge habitualmente con cada nueva gran tecnología. Esas preocupaciones son precisamente la razón por la que estructuramos el programa de Insect Allies de la manera en que lo hicimos, como algo transparente, dirigido por investigadores universitarios y con la participación de legisladores”
El propósito de Insect Allies, dice, es prepararse para la imprevisibilidad de ciertas amenazas contra la agricultura de los Estados Unidos. En cuanto a los posibles impactos ambientales de los HEGAA, Bextine dice que DARPA y sus colaboradores están haciendo las cosas como es debido.
“DARPA es extraordinariamente sensible a los riesgos ambientales y a los posibles riesgos derivados, y ha estructurado el programa de Insect Allies para identificarlos y mitigarlos”, dijo.
Si los colaboradores de DARPA tienen éxito, habrán desarrollado tratamientos que puedan otorgar mejoras a “ciertas plantas”, dijo. Estas mejoras tendrían una duración limitada, y después volverían a su estado original, según Bextine. Además, los insectos podrían manipularse de forma que murieran después de un solo día.
Al mismo tiempo, la especificidad del sistema de Insect Allies, dice, contrasta con las tecnologías más avanzadas para responder a amenazas agrícolas.
“Por ejemplo, los pesticidas acaban en otros sitios, se filtran al agua subterránea y pueden afectar a más de la zona prevista”, dijo Bextine a Gizmodo. “Cuando se trata de plantas maduras como los cítricos, muchas veces la única solución efectiva para detener la propagación de una amenaza requiere destruir las plantas mediante la tala y quema dentro de un radio determinado”.
Jason Delborne, profesor asociado en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, experto en ingeniería genética y sus posibles consecuencias ambientales, económicas y sociales, dice que las preocupaciones que suscita el programa parecen “adecuadas”.
“Las implicaciones sociales, éticas, políticas y ecológicas de producir HEGAA son significativas y merecen un gran nivel de atención”, dijo Delborne a Gizmodo.
Sin duda, las implicaciones de esta biotecnología son amplias. Los autores de este informe pueden haber exagerado las intenciones de DARPA, pero el mensaje final del informe ha quedado claro: las HEGGA podrían ser muy peligrosas [Science]