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Los agentes no tardaron en darse cuenta de que la bomba no contenía ningún explosivo sino un montón de fotos y papeles sueltos. Era en realidad una cápsula del tiempo que había sido enterrada allí en los años 80 por los dueños de la discoteca Danceteria, que ya no existe. Tras cerrar, el club nocturno fue convertido en un espacio de oficinas, y ahora los obreros trabajan en reconvertirlo en un bloque de apartamentos residenciales.

La policía llamó a John Argento, el antiguo dueño de la discoteca, y este explicó que había comprado el proyectil en una tienda Army Surplus. La bomba estuvo colgada en una pared del club durante años hasta que fue reaprovechada como cápsula del tiempo. Se suponía que que nadie debía abrirla hasta pasados 10.000 años, pero solo han pasado treinta.

“Fue una gran excusa para lanzar dos grandes fiestas”, comentó Argento al Daily Intelligencer. “Tuvimos una fiesta cuando la llenamos, y una segunda fiesta cuando la enterramos solemnemente en el suelo”. Danceteria es la misma discoteca que sale en esta escena de Desperately Seeking Susan (1985) protagonizada por Madonna. [Gothamist, Daily Intelligencer]