
Docenas de obras de artistas como Paul Cézanne y Vincent van Gogh alcanzaron un total de 1500 millones de dólares en una subasta de la colección de pinturas y esculturas del difunto cofundador de Microsoft, Paul Allen. Y de entre las obras, una fotografía, The Flatiron de Edward Steichen, se vendió por 11,8 millones de dólares.
Dicho de otra forma, la instantánea se convierte en la segunda fotografía más cara jamás vendida. Todo lo ocurrido hace unas horas en la casa de subastas Christie’s en Nueva York ha sido un exceso, aunque las ganancias se donarán a causas filantrópicas de acuerdo con los deseos de Allen, quien murió en 2018.
Entre las obras más caras vendidas estaba Les Poseuses, Ensemble (versión Petite) del pionero Georges Seurat, un óleo sobre lienzo de 1888 que representa a tres mujeres desnudas. Esta obra obtuvo 149,2 millones de dólares, un récord para una pieza de Seurat. La Montagne Sainte-Victoire de Cézanne, un paisaje pintado entre 1888 y 1890, se vendió por 137,8 millones de dólares, otro récord. Y una pintura de Gustav Klimt de 1903, Birch Forest, estableció la marca más alta para una obra de Klimt, vendiéndose por 104,6 millones de dólares.

Y como decíamos al comienzo, una impresión de 1905 de una fotografía de Edward Steichen, The Flatiron, se vendió por 11,8 millones de dólares, un récord para una obra de Steichen y casi cuatro veces la estimación más alta de Christie.
Con todo, el récord de la fotografía más cara de todos los tiempos sigue siendo Le Violon d’Ingres de Man Ray, que se vendió por 12,4 millones de dólares el pasado me sde mayo.
Por su parte, Flatiron es una de las obras más icónicas de Steichen, frecuentemente elogiada por los entusiastas de la fotografía como uno de los primeros ejemplos de la capacidad del medio para igualar la pintura como una forma de arte.
La instantánea se tomó solo dos años después de que se completara el Flatiron Building en Nueva York, una señal de que la modernidad florecía en la ciudad. Además, también era una referencia a una fotografía anterior del mentor y amigo de Steichen, Alfred Stieglitz, quien había fotografiado el edificio el año anterior.

Por cierto, que se sepa, solo existen tres copias de la imagen, dos de las cuales están en la colección del Museo Metropolitano. Y las tres son diferentes, gracias al uso de bicromato de goma de Steichen sobre la impresión de platino, lo que le dio a cada impresión un tono diferente. [Petapixel]