Tecnología, ciencia y cultura digital
We may earn a commission from links on this page

Físicos alemanes descubren por fin la razón por la que el motor imposible EmDrive parecía funcionar

We may earn a commission from links on this page.

El EmDrive era la gran promesa de los viajes espaciales, un propulsor espacial tan extraño que ni la NASA pudo averiguar por qué o cómo funcionaba. Un equipo de investigadores de la Universidad de Dresde ha dado por fin con la clave del EmDrive, y es que... no funciona. Su impulso es un error de medición.

Advertisement

El descubrimiento pone un agridulce punto y final a una saga que ha cautivado la imaginación de los amantes de la exploración espacial. No era para menos. El EmDrive era una paradoja. El motor ideado por el ingeniero británico Roger Shawyer en 2006 no quema ningún tipo de combustible convencional para generar impulso. Por no tener, ni tiene partes móviles. Supuestamente transforma electricidad en impulso moviendo microondas dentro de una cámara con forma de cono truncado. No en vano se ganó el apelativo de el motor imposible.

Un motor imposible

El problema del EmDrive, y la razón por la que despertaba tanto escepticismo es que su funcionamiento contradice las leyes actuales de la física, concretamente la ley de conservación del movimiento formulada por Newton.

Advertisement
Advertisement

Nadie hasta ahora había podido explicar por qué el propulsor generaba ese diminuto impulso. Ni siquiera el propio Shawyer ha sido capaz de explicar los principios físicos de su motor. Sin embargo, muchos laboratorios a lo largo y ancho del mundo han logrado detectar ese impulso. El estudio más sonado al respecto proviene de la NASA, que a finales de 2016 llegaba a la misma conclusión que investigadores en China o Alemania: Hay algo en el EmDrive que produce un pequeño empuje, solo que no saben qué es.

Para sus pruebas, la NASA adoptó extraordinarias destinadas a detectar y aislar cualquier posible fenómeno que distorsionara las mediciones o provocara un impulso debido a algún efecto indeseado. Toda precaución en este sentido era poca porque, al fin y al cabo, el impulso que genera el prototipo del EmDrive que probaron es muy pequeño.

Advertisement

En la agencia hicieron todo lo posible para aislar el EmDrive de cualquier posible interacción con otros objetos o fuerzas. Analizaron posibles campos magnéticos, cambios de temperatura en el motor, corrientes térmicas de convección, electricidad estática, vibraciones, vaporización de gases en la cámara. Por comprobar, hasta comprobaron hasta que no hubiera impulso derivado de la posible emisión de fotones.

Advertisement

Lamentablemente, en la NASA se olvidaron de un detalle, un objeto de unos 6.600 trillones de toneladas que genera un poderoso campo magnético.

Se olvidaron de la Tierra.

El campo magnético terrestre y unos cables

Los investigadores de Dresde no quisieron usar ninguno de los prototipos de EmDrive que viajan de laboratorio en laboratorio para este tipo de pruebas. En su lugar emplearon las últimas tecnologías de fabricación y electrónica para crear una versión mucho más avanzada del propulsor. También diseñaron su propia cámara de medición en vacío y un sistema de láseres para detectar hasta el empuje más inapreciable.

Advertisement

Cuando lo pusieron en marcha, comprobaron una vez más que el EmDrive genera un ténue empuje inútil para su uso en la Tierra, pero increíblemente valioso para su uso en viajes espaciales. El caso es que continuaron haciendo pruebas variando la orientación del EmDrive y comprobaron que la dirección del empuje se movía en consonancia. El problema es que la fuerza del empuje no variaba incluso cuando debería hacerlo. En un momento hasta instalaron un atenuador y constataron que el EmDrive generaba empuje sin que siquiera hubiera microondas en la cámara.

Advertisement

En otras palabras, lo que quiera que generaba el empuje tenía que ser externo. Cuando se pusieron a medir todos los elementos del sistema y a hacer cálculos, descubrieron que el impulso concuerda con una interacción no deseada entre el campo magnético terrestre y los cables del amplificador de microondas. Aunque los cables están aislados, siempre hay una mínima filtración de energía. En circunstancias normales, esa filtración no produce ningún efecto importante, pero en un sistema tan delicado y con mediciones tan bajas se convierte en la interferencia que ha tenido perpleja a la comunidad científica durante varios años.

Advertisement

Detectar este falso positivo no ha sido en absoluto fácil, y no se puede culpar a los científicos que lo han pasado por alto antes. Los investigadores de Dresde se muestran satisfechos porque han desarrollado nuevas técnicas de medición para analizar el impulso de motores espaciales similares al EmDrive en el futuro.

El siguiente experimento es recubrir los cables que provocan la interferencia con Mu-Metal, una aleación de Niquel y Hierro muy costosa y poco común que hará que el aislamiento sea perfecto. Si el impulso se sigue dando una vez aislados los cables significará que habrá que buscar otra razón que explique el impulso y volveremos a la casilla de salida. Nadie dijo que la física aplicada fuera fácil. [Researchgate vía Motherboard]