
En 2009, el fotógrafo Michael Yon encontró la belleza en el lugar menos esperado: la guerra de Afganistán. Corresponsal de guerra, Yon documentó con decenas de fotografías el llamativo efecto que se produce cuando un helicóptero opera por la noche en condiciones desérticas, y hasta le puso nombre.
El efecto Kopp-Etchells, bautizado en honor a Benjamin Kopp y Joseph Etchells (dos soldados caídos en Afganistán), es un anillo de chispas que se vuelve visible cerca de los rotores de un helicóptero cuando sus palas entran en contacto con las partículas de arena que flotan en el aire.

Si bien las palas de los helicópteros están recubiertas de materiales muy duros como el titanio, el acero inoxidable o el níquel, no son tan duros como la arena, que abrasa el metal y produce un halo visible alrededor del rotor. Al igual que las chispas que saltan cuando un obrero rectifica una pieza de metal, el efecto Kopp-Etchells está causado por la oxidación de las partículas de metal pirofóricas que la arena desprende de las palas.
Claro que tienen que darse ciertas condiciones para apreciar el halo a simple vista. Las palas de titanio producen chispas más brillantes que otros metales, y su intensidad aumenta con el tamaño y la concentración de arena en el aire. Por eso es más fácil ver el efecto Kopp-Etchells en helicópteros que están cerca del suelo, aunque se ha llegado a observar a 500 metros de altitud.
A pesar de su imponente belleza, el efecto Kopp-Etchells es un dolor de cabeza para los militares. Eleva el coste de mantenimiento de los rotores y supone un riesgo de seguridad para los soldados en operaciones nocturnas, ya que puede interferir en la visión del piloto... y revelar la posición del helicóptero.