Admitámoslo, las fotos de boda son aburridas y, por mucho que nos empeñemos en buscar ubicaciones paradisíacas, caen en lo cursi y lo ridículo con demasiada facilidad. El fotógrafo y diseñador J. Quinn Miller opinaba lo mismo y tuvo la idea añadir algo que siempre anima cualquier reunión social: Un dinosaurio.
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El montaje no sería tan bueno si los contrayentes y sus amigos no se hubieran prestado a posar corriendo hacia la cámara durante el día en que se tomaron las fotos. Eso, y un poco de Photoshop con buena mano, y tenemos un clásico instantáneo. Cruzamos los dedos para que la imagen sea el comienzo de una nueva escuela de fotógrafos que revolucionen el subgénero 'bodas y bautizos'.