Si miras el indicador y notas que el indicador de temperatura del refrigerante está en rojo, pon el vehículo a un lado de la carretera, apárcalo y —a menos que veas un montón del líquido refrigerante escaparse— deja el motor al ralentí.

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Mantener el coche en marcha evita el “empapamiento”, un pico de temperatura provocado por la supresión instantánea de la capacidad de enfriamiento del motor. Al apagarlo desconectas la bomba de agua —cuyo trabajo es llevar el calor del motor hacia el radiador- lo cual detiene el ventilador, encargado de enviar el calor hacia el aire que ingresa. Por lo tanto, si tu motor está al borde del sobrecalentamiento, apagarlo no es una buena idea: de seguro hará que hierva. Lo sé por experiencia propia.

Mientras está al ralentí, puedes también presionar el acelerador para aumentar la velocidad de la bomba y activar el flujo del refrigerante. Por otro lado, en vehículos con ventiladores mecánicos, esto aumenta el flujo de aire que circula por el radiador, lo que ayuda a enfriar el motor.

Cuando tu coche esté en ese estado, enciende el calentador a tope. Esto permite que su núcleo actúe como un segundo radiador, sacando más calor del refrigerante del motor. Si el ventilador funciona, pero notas que los conductos no están soplando aire caliente —o si ves que la temperatura del motor no disminuye—, apaga inmediatamente el motor. Es probable que tengas un problema con el flujo del refrigerante, causado por una mala bomba de agua o por la falta de refrigerante en el motor.

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En cualquier caso, mantener tu motor en marcha creará más calor que luego no podrá disiparse, lo que sin duda causará un mayor daño a tu coche.

Cómo descubrir qué está mal

En caso de que no hayas podido prevenir el sobrecalentamiento de tu vehículo, y luego de haber apagado todo, llega la hora de diagnosticar el problema. Primero que nada, deberías mirar este vídeo que describe cómo funcionan los componentes principales del sistema de refrigeración de un coche. La clave para diagnosticar cualquier fallo es siempre entender con qué sistema estás trabajando.

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Si ya has visto el vídeo, te quedará claro que existen muchas situaciones que pueden provocar el sobrecalentamiento de tu motor, así que en este artículo cubriré los casos más comunes. Aunque son muchos, podríamos decir que los principales culpables de algún fallo en el sistema de refrigeración son un mal funcionamiento del ventilador, una bomba de agua defectuosa, la fuga de refrigerante, un termostato atascado, una tapa del radiador mal cerrada, una fuga en la cabeza de la junta mecánica, fluidos contaminados o burbujas en el sistema de refrigeración.

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Sobrecalentamiento cuando el vehículo está a bajas velocidades

Si tu coche se sobrecalienta a baja velocidad (por ejemplo, en la ciudad), probablemente tengas un problema con el flujo de aire (circula poco a través del radiador cuando el vehículo marcha a baja velocidad). Comprueba visualmente si los ventiladores del vehículo están cortados. Si tienes unos mecánicos, necesitarás asegurarte de que el embrague del ventilador esté en funcionamiento. Para orientarte, el vídeo de arriba te muestra cómo hacerlo.

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Los ventiladores funcionan, lo que acelera la caída de temperatura del motor

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Si los ventiladores están funcionando correctamente y notas que acelerar con el coche aparcado hace que el indicador de temperatura del refrigerante disminuya, probablemente estés frente a un problema de flujo de refrigerante.

Deja que el motor se enfríe completamente. Luego, revisa tanto el radiador como el depósito de expansión para asegurarte de que haya suficiente anticongelante. De no ser así, verifica si el sistema tiene fugas. Presta especial atención a la bomba de agua, porque puede no estar sellada correctamente. También es importante revisar el acoplamiento entre el tanque de plástico del radiador con el núcleo de aluminio, las uniones de las mangueras del radiador y —especialmente— la tapa del radiador (su seguro puede haber fallado, lo que puedes comprobar alquilando un examinador en tu tienda de autopartes más cercana). Si la fuga es pequeña, añadir más refrigerante puede ser una solución temporal hasta que puedas reemplazar la parte que sea responsable del goteo.

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La pérdida de refrigerante no siempre es causada por una fuga externa, sino que también es resultado de una fuga en el motor causada por una cabeza de la junta mecánica dañada (como la mostrada más arriba). Es posible comprobarlo de diversas maneras:

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Los ventiladores funcionan, el refrigerante no tiene fuga y, al acelerar, el motor no hace nada

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Si tus ventiladores funcionan, tienes un montón de refrigerante limpio y acelerar el motor con el coche detenido no disminuye la temperatura del motor, probablemente tengas el termostato atascado o una bomba de agua muerta.

Como mencioné anteriormente, puedes revisar la bomba de agua poniendo en marcha tu calentador; si el soplado de aire es aproximado a la temperatura del ambiente, hay muchas probabilidades de que tu bomba esté mal.

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Si el calentador funciona, continúa y aprieta la manguera de entrada del radiador después de que el motor se haya calentado hasta su temperatura normal de funcionamiento. ¿Está caliente? ¿Se siente como si un refrigerante fluyese a través de él? Si la manguera de entrada del radiador no se siente del todo caliente, y no se siente presurizada, tu termostato puede estar mal, lo que significa que en vez de descargar el calor del motor fuera del radiador, tu sistema de refrigeración sigue circulando a través del motor una y otra vez. En algún momento, esto provocará que tu motor se sobrecaliente.

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El sobrecalentamiento no es una broma

Esta es, obviamente, una guía simplificada, pero una muy importante. Sobrecalentar un coche no es un asunto secundario, ya que provoca daños como grietas o deformaciones en la cabeza del cilindro, así como problemas en la junta mecánica. Estas complicaciones producen que se mezclen el refrigerante con el aceite, lo que puede arruinar los cojinetes y, en última instancia, arruinar tu motor.

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La buena noticia es que un sistema de refrigeración solo necesita de unos cuantos ingredientes: limpieza, anticongelante 50/50 libre de burbujas fluyendo libremente a través del motor y el radiador; y suficiente flujo de aire para sacar el calor de ese anticongelante. Eso es todo.

Si tienes suficiente refrigerante fluyendo a través de tu motor y radiador sin ninguna obstrucción, y tienes suficiente flujo de aire en tu radiador, entonces no tienes de qué preocuparte. Estás listo para disfrutar de un viaje por la carretera sin tener que lloriquear por teléfono pidiendo ayuda a algún servicio de asistencia en la carretera.