Los vehículos sin conductor se han encontrado con un desafío inesperado en las carreteras australianas: los canguros. Volvo estuvo probando su sistema de conducción autónoma en Australia y descubrió que sus sensores tenían serias dificultades para reconocer a los canguros como un obstáculo.
El problema radica en el movimiento inusual de estos marsupiales. Hasta un niño sabe que los canguros se desplazan dando brincos, pero los coches autónomos utilizan el suelo como un punto de referencia y se confunden cuando ven a un canguro en pleno salto. Si el animal está saltando, el sistema piensa que está más lejos y no reacciona a tiempo para frenar.
Volvo ya había probado su software de detección de animales con los alces de Suecia, pero Australia es otro mundo. El país donde los tiburones vuelan, las arañas comen ratones y los conejos se multiplicaron por 150 millones también es impredecible para los coches del futuro. Cada año se producen más de 16.000 colisiones con canguros en las carreteras australianas.
El fabricante tiene a un todo un equipo de investigación en Canberra desde hace 18 meses. Asegura que el problema de los canguros no retrasará el lanzamiento de los coches autónomos en Australia, pero admite que necesitará resolverlo antes de alcanzar definitivamente el mercado.
Además de los marsupiales saltarines, las carreteras sin asfaltar o los enormes trenes de carretera se suman a los desafíos regionales de los vehículos sin conductor en Australia. [ABC News vía mixx.io]