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Estos 24 planetas podrían ser mejores lugares para vivir que la Tierra, según los astrobiólogos

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Representación artística de un exoplaneta habitable.
Representación artística de un exoplaneta habitable.
Imagen: NASA Ames/SETI Institute/JPL-Caltech.

Un equipo de astrobiólogos ha identificado 24 exoplanetas que no solo son potencialmente habitables, sino que son potencialmente superhabitables, exhibiendo una variedad de condiciones más adecuadas para la vida que las que se ven en la Tierra.

Actualmente lo que las personas conscientes del medio ambiente parecen decir que no existe un “Planeta B”, pero un nuevo estudio publicado en Astrobiology sugiere lo contrario. Un equipo de investigación dirigido por Dirk Schulze-Makuch de la Universidad Estatal de Washington, Estados Unidos, ha identificado 24 exoplanetas con condiciones que podrían hacerlos más aptos para la vida que la Tierra, haciéndolos “superhabitables”. Lamentablemente, todos estos exoplanetas están a más de 100 años luz, por lo que las personas que quieran salir de este problemático planeta Tierra no deberían hacer las maletas todavía.

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Y para que quede muy claro, esto no significa automáticamente que exista vida en estos mundos, solo significa que estos planetas pueden ser habitables, o en este caso, superhabitables.

René Heller, astrobiólogo del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar y coautor del nuevo estudio, escribió un artículo similar en 2014. Heller, con el coautor John Armstrong de la Universidad Estatal de Weber, Estados Unidos, defendió la existencia de mundos superhabitables, diciendo que los astrónomos deberían estar atentos a esta hipotética clase de objetos espaciales. Los autores enumeraron algunos requisitos para la inclusión, junto con un candidato potencial. El nuevo estudio amplía esta idea, proponiendo un conjunto más refinado de criterios de superhabitabilidad, junto con una lista de 24 posibles candidatos exoplanetarios.

Para que los exoplanetas sean superhabitables, deberían ser más viejos, más grandes, más pesados, más cálidos y más húmedos en comparación con la Tierra, y estar ubicados idealmente alrededor de estrellas con una vida útil más larga que la nuestra. Así que en efecto, no solo la Tierra es inferior, también lo es nuestro Sol, según la nueva investigación.

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De hecho, nos gusta pensar que nuestro Sol es mejor de lo que realmente es, dado que tiene una vida útil relativamente corta de 10.000 millones de años. Teniendo en cuenta que la vida compleja tardó 4.000 millones de años en emerger en la Tierra, es concebible que muchas estrellas como nuestro Sol, llamadas estrellas G, expiren antes de generar vida compleja. En consecuencia, los autores dicen que deberíamos estar atentos a los exoplanetas ubicados dentro de las zonas habitables amigables con el agua líquida de las estrellas enanas K, que son más frías, más pequeñas y menos brillantes que las estrellas G, y brillan durante más de 20.000 millones hasta incluso 70.000 millones de años. Las enanas rojas, en caso de que te lo estés preguntando, no están incluidas porque esta clase de estrella parece ser muy hostil para la vida, dados sus estallidos solares demasiado frecuentes.

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Como señala el nuevo estudio, los planetas ligeramente más antiguos que la Tierra tienen una mayor probabilidad de ser más habitables. Cuando los planetas envejecen, “el agotamiento del calor generado internamente puede resultar en un enfriamiento eventual, con consecuencias para las temperaturas globales y la composición atmosférica”, escriben los autores. La Tierra tiene 4.500 millones de años, pero es probable que los planetas entre 5.000 y 8.000 millones de años sean más habitables, simplemente desde un punto de vista probabilístico.

Los planetas superhabitables son más grandes y pesados, aproximadamente 1,5 veces la masa de la Tierra y aproximadamente un 10% más grandes. Tales planetas presentarían superficies terrestres más habitables, pero solo en presencia de otro criterio importante: tectónica de placas suficiente para formar grandes masas terrestres como continentes. Los mundos superhabitables también deberían tener mucha agua y muchos archipiélagos, argumentan los autores del estudio. Un planeta un poco más pesado también significa una gravedad más fuerte, lo que ayuda a retener la atmósfera durante períodos prolongados. Es importante destacar que estos planetas también deberían presentar escudos geomagnéticos protectores fuertes.

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En cuanto a las atmósferas, los planetas superhabitables deberían contener mucha humedad, nubes y vapor de agua, y un contenido de oxígeno entre el 25% y el 30% (la atmósfera de la Tierra está compuesta por un 21% de oxígeno), según los investigadores. Estos planetas también deberían ser cálidos, con una temperatura superficial media de alrededor de 5 grados Celsius más alta que la Tierra (bueno, al menos actualmente, desarrollaremos más sobre esto en un momento). La idea aquí es que, con la humedad adicional, estos planetas tendrían vastas áreas tropicales y menos regiones frías y secas.

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Al igual que la Tierra, los planetas superhabitables también deberían tener una luna grande a una distancia moderada. Nuestra Luna, además de crear mareas oceánicas, ralentiza la rotación de la Tierra (los días serían considerablemente más largos sin ella), y mantiene estable la inclinación de nuestro eje en el tiempo, creando estaciones estables.

Equipados con estos criterios, los científicos analizaron 4.500 exoplanetas conocidos para ver cuántos podrían calificar realmente como potencialmente superhabitables. De estos, se destacaron 24, pero ninguno cumplió con todos los criterios enumerados de superhabitabilidad. Un exoplaneta, designado KOI 5715.01, exhibió tres de los criterios enumerados, más que cualquier otro exoplaneta. Para ser más exactos, muchos de los criterios, como el oxígeno atmosférico, la tectónica de placas, el geomagnetismo y los satélites naturales, están actualmente más allá de nuestra capacidad de detección. Es más, solo dos de estos planetas, Kepler 1126 by Kepler-69c, son planetas científicamente validados, el resto está en la lista de objetos de interés de Kepler sin confirmar. En consecuencia, es posible que algunos de estos “exoplanetas” ni siquiera sean planetas.

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El nuevo estudio “proporciona un buen trasfondo teórico de uno de los muchos escenarios potenciales para mundos habitables, los planetas superhabitables”, comentó mediante un correo electrónico Abel Méndez, director del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. “Aún no es posible identificar tales planetas en las bases de datos actuales de exoplanetas porque tenemos poca información sobre ellos. Sin embargo, los autores identificaron algunos con varias, pero no todas, las características necesarias”, dijo Méndez, quien no está relacionado a la nueva investigación.

También hay otras limitaciones a considerar. Los autores se inclinan naturalmente hacia condiciones similares a las de la Tierra, dado que nuestro planeta proporciona el único ejemplo conocido de habitabilidad. La vida puede proliferar en condiciones que aún no se comprenden, y es importante tenerlo en cuenta. Dicho esto, los autores sí consideraron planetas en órbita alrededor de estrellas enanas K, lo cual, siendo justos, está muy fuera de nuestro paradigma.

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El nuevo estudio dice que los planetas superhabitables deberían ser más grandes y más pesados ​​que la Tierra, pero otra investigación sugiere que muchos de estos planetas deberían ser mundos acuáticos, es decir, exoplanetas completamente cubiertos por un océano. Obviamente, eso no es algo bueno para la diversidad ecológica y es una seria limitación para la habitabilidad. No es necesariamente un factor decisivo, pero sugiere que los mundos superhabitables, si existen, son excepcionalmente raros.

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Los autores también enumeraron temperaturas más cálidas como un criterio, un tema bastante sensible, dados los innumerables problemas causados ​​por el cambio climático inducido por el hombre en la Tierra. Pero como explicó Schulze-Makuch en un correo electrónico, no debemos confundir estas dos cosas tan diferentes.

“El calentamiento global de la Tierra actual sería algo realmente malo, porque ya tenemos una biosfera establecida y un patrón de circulación atmosférica, y los cambios resultarían en un clima extremo que pondría mucho estrés en la biosfera, lo que resultaría en eventos de extinción”, explicó. “Además, elevaría los niveles del agua del mar y disminuiría las áreas terrestres y costeras, eliminando hábitats valiosos y poniendo aún más estrés en muchas partes de la biosfera”.

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Sin embargo, al mismo tiempo, si comenzamos con un planeta diferente, idealmente uno un poco más grande, “entonces una temperatura más alta junto con un contenido de humedad más alto que la Tierra podría ser bastante beneficioso”, dijo Schulze-Makuch. Un ejemplo de esto se encuentra en la diversidad de nuestras selvas tropicales actuales y también en el Período Carbonífero, cuando nuestro planeta era rico tanto en biomasa como en biodiversidad, dijo. Sin embargo, sin la humedad necesaria, “tendríamos desiertos cálidos como el de Atacama sin mucha vida”.

Tampoco conocemos los posibles efectos secundarios de estas condiciones. Suenan bien en el papel, pero la realidad podría ser muy diferente, ya que estas características ambientales podrían resultar colectivamente en condiciones totalmente inadecuadas para la vida. Aún así, este es un estudio emocionante y provocativo, ya que sugiere condiciones superiores para la vida en otras partes del cosmos.

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Afortunadamente, con las próximas herramientas como el telescopio espacial James Webb de la NASA, el observatorio espacial LUVIOR y el telescopio espacial de la ESA, podremos probar algunas de las ideas propuestas en el nuevo estudio.

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