Por fin, Juego de Tronos ha regresado. Y con esta séptima temporada regresa nuestro análisis (casi) semanal de los mejores episodios de la serie. El primero de este séptimo año sirvió para recordarnos dos cosas muy importantes: en qué situación se encuentran todos los personajes y que la venganza es muy dulce.
Aviso: antes de continuar leyendo recomendamos estar al día con la serie hasta el primer episodio de su séptima temporada.
Juego de Tronos se aproxima a su final y por ello comenzamos a ver cómo todos los lados de esta batalla se van acercando más y más. Se puede sentir que estamos a punto de ver uno de los momentos más importantes de la serie, ese en el que se podría resolver el famoso “juego de tronos” de Westeros, poco antes de que explote la única guerra que de verdad importa, aquella contra el Rey de la Noche y sus caminantes blancos. Las piezas se están moviendo, y el fin está cada vez más cerca.
El primer episodio de la séptima temporada fue, en gran parte, político. Nos mostró alianzas que podrían llevarse a cabo y el mandato de un nuevo Rey, nos mostró visiones del futuro y nos mostró alianzas que podrían romperse. Pero antes de hablar de otra cosa debo mencionar esa escena tan brutal y despiadada con la que abrió el episodio, en la que docenas de personas murieron a manos de una niña.
La venganza de Arya
En los años que llevo escribiendo acerca de Juego de Tronos se repitió mucho una frase: ¿qué espera la historia de Arya para avanzar? Durante varias temporadas la pequeña Stark estuvo “estancada” en su camino, primero buscando a su familia, después buscando su nuevo destino y después siendo golpeada mientras era entrenada, sin casi percatarse de ello, por una religión de asesinos de muchos rostros.
Al final de la sexta temporada por fin vimos una evolución bastante drástica en la historia del personaje, y continuó su camino. Arya ahora anda tachando nombres de esa lista que todas las noches repetía con la esperanza de verlos morir, preferiblemente por su mano. Y este episodio comenzó después de que matara al viejo Walder Frey, haciéndose pasar por él para reunir a su familia completa de hijos y nietos, y tras un brindis engañoso asesinarlos a todos con veneno. Fue un momento duro y oscuro, sobre todo si recuerdas que se trata de una niña o adolescente la que está matando a toda esa gente de un solo sorbo (literalmente), pero a su vez fue un momento necesario para recordarnos que Arya va en serio.
Por que la venganza es dulce, sobre todo si se trata de la familia que mató a tu madre, tu hermano y la esposa de tu hermano que estaba embarazada del que iba a ser tu sobrino o sobrina. Arya sigue en su tour de la venganza, y su próximo objetivo es Cersei Lannister. ¿Será ella la que ponga fin a la vida de la autoproclamada Reina de los siete reinos?
Alianzas que vienen y se van
Dos de los momentos más importantes del episodio se llevaron a cabo en Desembarco del Rey y en Winterfell. En la capital Cersei sigue más empeñada que nunca en hacerse con los siete reinos. Jaime, en cambio, es más realista: “¿te has dado cuenta de que estamos rodeados de enemigos en los cuatro puntos cardinales y que no tenemos aliados?” Eso, además de que el invierno ya llegó y Desembarco del Rey no es que tenga muchos sembradíos. Los Lannister podrán tener mucho dinero, pero actualmente están solos y parece ser que serán los próximos en ser derrotados y desaparecer del mapa.
Es ahí cuando llega Euron Greyjoy, nuevo “rey” de las islas del hierro, para ofrecer una alianza a Cersei. Ella necesita sus mil barcos y soldados, él necesita (o más bien quiere) una reina que lo afiance en el poder. Esta podría ser una pieza clave en el futuro de los Lannister, aunque no se qué tanto podrían hacer los barcos de Euron para defenderse de ciertos dragones y para evitar que una horda de Dothrakiis e Inmaculados ataque Desembarco por tierra. Lo que sí nos deja claro este momento es que Cersei está más decidida que nunca a hacerse con el poder, sin importar que ya no tienen a quien dejárselo.
En Winterfell, por otro lado, una alianza se tambalea. Jon Snow (¿o es Stark ahora? no me queda claro) fue coronado Rey en el Norte y, aunque a él no es que le importe mucho, sí sabe que esto le permitirá unificar al norte para luchar contra el ejército de caminantes blancos. Sin embargo, hay un obstáculo en su camino: su propia hermana, Sansa Stark.
Sansa no está muy contenta con que Jon, un bastardo, haya sido coronado Rey en lugar de ella, la hija mayor legítima de Ned Stark con vida. El Norte respondió a Jon por su liderazgo, sin importarle qué apellido tuviera, pero Sansa después de tantos problemas y traumas que ha pasado siente que es su derecho ser soberana. Que se lo ha ganado, y por ello podemos estar seguros de que la veremos cuestionar a Jon constantemente.
En este caso vimos a Jon perdonar a dos niños por los errores de sus padres y abuelos, mientras que Sansa quería que los mataran y que sus propiedades fueran entregadas a las familias que sí apoyaron a los Stark. Aunque ambas decisiones tienen cierta lógica (sí, Jon es honorable y son dos niños, pero Sansa tiene razón al decirle “tienes que ser más inteligente que padre”. El honor de Ned lo llevó a ser decapitado), el problema aquí es la confrontación pública de los dos “Stark” frente a sus súbditos. Se ve mal, y Jon lo sabe. ¿Y saben quién también lo sabe? Sí, Meñique, quien aprovechará esto para intentar manipular a Sansa y romper su relación con Jon.
La madre de dragones llega a casa
Por último, vimos la llegada de Daenerys a Rocadragón, una llegada silenciosa en tomas largas y emocionales. Dany toca la arena y mira con anhelo y casi incredulidad el castillo en el que nació. Sus consejeros la siguen, pero siempre detrás de ella. Daenerys necesitaba su momento de gloria, de triunfo, mientras sus dragones volaban sobre el castillo.
Al final de todo, Daenerys se acerca solamente junto a Tyrion a la mesa que mandó a hacer Aegon Targaryen, uno de sus antepasados, hace tantos años. Mesa que Stannis Baratheon llegó a usar para planear su guerra, y ahora es el turno de la última de los Targaryen de hacerlo. ¿A quién atacará primero? No lo sabemos, pero se avecina algo grande.
Otros momentos importantes en el episodio incluyen la búsqueda de Sam de información sobre vidriagón, que parece existe un depósito natural gigantesco en Rocadragón y podría llevar a esa conversación entre el Norte y Daenerys de la que tanto hemos escuchado en rumores. Sandor Clegane, el Perro, también tuvo un momento estelar en el que vio con sus propios ojos una visión del ataque de los caminantes blancos al Muro y más al sur. Ahora sí cree en la profecía y sabe lo que se viene. Sabe la próxima lucha en la que participará.
Además tenemos el regreso de Bran Stark a Westeros, atravesando el muro y con ello quizás arruinando el hechizo que lo protege de los caminantes blancos (así como arruinó el que protegía al Cuervo de Tres Ojos. ¿Será Bran el culpable de la invasión del Rey de la Noche?
Pero quizás el momento más importante del episodio fue esa maravillosa sonrisa que puso Tormund al mirar a Brienne entrenando con Podrick, quien estaba recibiendo golpes de la guerrera y por ello fue envidiado por Tormund con un “no sabes la suerte que tienes, chico”. Este hombre es mi ídolo.