“Con este sistema de exploración diseñado para transportar a los humanos con seguridad más lejos que nunca, también tendremos un sistema de aborto de lanzamiento igualmente poderoso que alejará a la tripulación del cohete si hay un problema durante la primera parte del ascenso”, dijo Bill Hill, director adjunto de desarrollo de sistemas de exploración de la NASA, en un comunicado de prensa.

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El sistema de cancelación de lanzamiento de Orion consta de dos partes: un carenado que protege a la cápsula del calor, el flujo de aire y las vibraciones excesivas durante el lanzamiento, y una torre de cancelación de lanzamiento (LAT) equipada con un motor de cancelación, un motor de control de nivelación y un motor de lanzamiento.

La prueba tuvo lugar a las 7:00 a.m., hora local en Cabo Cañaveral. Los ingenieros de la NASA colocaron una versión básica y reducida de la nave Orion sobre un misil Peacekeeper modificado construido por Northrop Grumman y suministrado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Activaron la secuencia de aborto a los 55 segundos del lanzamiento, un momento crítico en que, a una altitud de alrededor de 10 kilómetros, el cohete alcanzó Max Q, la etapa en la que sufre la mayor tensión aerodinámica.

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En un abrir y cerrar de ojos, el motor de aborto se disparó, empujando el módulo lejos del cohete. Libre del misil Peacekeeper, la estructura abortada en océano de torre disparó su motor de lanzamiento, dejando que el módulo cayera al Océano Atlántico.

Como medida de reducción de costes, y para impulsar su programa de pruebas, la NASA no implementó ningún paracaídas en esta la prueba. El sistema de paracaídas se considera terminado tras las exitosas pruebas del año pasado.

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Durante una conferencia de prensa previa a la prueba, un funcionario de la NASA dijo que la cápsula golpearía el océano a una velocidad de 500 kilómetros por hora, y “no esperaban que se mantuviera intacta”, según SpaceNews. Dicho esto, la NASA espera recuperar 12 registradores de datos expulsados ​​por la cápsula durante su descenso, a partir de los cuales recuperarán “información sobre el rendimiento del sistema de cancelación”.

Después de varios retrasos y contratiempos, la prueba de hoy marcó una importante victoria para la NASA.

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“El lanzamiento es una de las partes más difíciles y peligrosas de ir a la Luna”, dijo Mark Kirasich, director del programa Orion. “Esta prueba imitó algunas de las condiciones más difíciles que Orion enfrentará en caso de que se produzca una emergencia durante la fase de ascenso del vuelo. Hoy, el equipo demostró nuestras capacidades de cancelación en condiciones exigentes y dio un paso enorme hacia el primer vuelo de Artemis que llevará gente a la Luna”.

La NASA aún debe completar la construcción del cohete SLS, seguido de la misión Artemis 1, que consistirá en el lanzamiento de un módulo Orion sin tripular, y de Artemis 2, que incluirá tripulación. Aún no hay fecha definida para estos lanzamientos, pero la prueba de hoy es un avance para el programa.