Te gusta la fotografía. Te gusta tanto que estás pensando en dejarte los dineros en una cámara réflex con objetivos intercambiables. Antes de dar ese paso, te invito a que conozcas la RX100 IV, una cámara tan cara como la mejor réflex con la que podrás reírte a gusto de esos entusiastas y sus grandes equipos.
¿Qué es?
Es la nueva versión de una de las niñas bonitas del catálogo de cámaras Sony. Por fuera parece una compacta más, pero por dentro lleva prácticamente todos los trucos que Sony conoce a la hora de fabricar una cámara sensacional, que son muchos.
¿Por qué es importante?
Porque puede salvarte del error que estás a punto de cometer. Estás a punto de colgarte entre medio kilo y un kilo de equipo fotográfico al cuello, y es conveniente que te lo pienses dos veces. Existe la tendencia insana, casi diría fálica, de medir nuestras habilidades fotográficas en función del tamaño de nuestros objetivos. Nos vamos de vacaciones, vemos a otro fotógrafo y lo primero que miramos es la lente que lleva. -¡Ja! la mía es más grande- nos decimos para nuestros adentros. Error.
A mi me encanta la fotografía y tengo una Sony A7 con objetivos intercambiables. Solo recuerdo haberle cambiado la lente una vez, y lo hice para probar el 28-70 que traía por pura curiosidad. El resto del tiempo tiro con un pequeño objetivo fijo de 35 mm que no tiene zoom, pero es luminoso como un ventanal. Cuando quiero hacer zoom (no os lo vais a creer) doy unos pasos hacia adelante...
Por supuesto, hay gente que le saca partido a una réflex, pero la experiencia me dice que son muchos menos de los que llevan una réflex encima. No todos los entusiastas se molestan en salir de la comodidad del modo automático y bucear en ese territorio inexplorado del dial llamado modos manuales, y no pasa nada.
No hay que tener vergüenza de usar el modo automático. Está ahí para eso, para que disfrutemos de la vida y saquemos fotos a lo loco y no demos el coñazo a nuestras familias demorándonos 10 minutos en tomar la típica postal de grupo frente a la Torre de Londres en modo manual. No me lo estoy inventando. He asistido a esa escena en directo, y en los ojos de esos niños solo se leía: -Papá, eres un cansino-. El problema es que las cámaras réflex no están pensadas para tirar en automático y conseguir unos resultados formidables. La RX100 IV, sí.
Ficha técnica
- Dimensiones: 101,6 x 58,1 x 41,0 mm. 298 gramos (batería incluida)
- Sensor: Sony Exmor RS de 13,2 x 8,8 mm (1 pulgada)
- Objetivo: Carl Zeiss Vario-Sonnar T equivalente a 35mm (28-70)
- ISO: 125–25.600
- Apertura: f/1.8-2.8
- Obturación: De 1/2000 a 1/32000
- Ráfaga: Hasta 16 fotos con medición y enfoque solo en la primera
- Vídeo: 4K a 30FPS, 1080P a 60FPS y 720p a 120FPS
- Pantalla: LCD 3 pulgadas abatible en 180º para selfies
- Visor electrónico: sí, abatible OLED 1024 x 768 px
- Flash: sí, abatible
- Conexiones: wifi direct y NFC
- Precio de salida: 1.150 euros
Qué necesitas saber
- La RX100 IV es una compacta. No podrás cambiar las lentes, pero no las echarás en falta. Externamente es idéntica a la RX100 III. Entre sus diferencias está un visor electrónico más nítido, un sensor más luminoso y una circuitería renovada que la hace gloriosamente rápida.
- Dos detalles sobre ergonomía. La cámara es pequeñita y algo incómoda de sujetar en manos grandes. No se puede tener todo. A cambio tiene mandos físicos en cantidad suficiente, pantalla abatible en 180 grados para selfies, y un maravilloso sensor electrónico que activa la cámara al desplegarlo.
- El sensor es retroiluminado como en la III, mide una pulgada y está distribuido en capas (stacked) con la electrónica separada de los receptores. En Sony dicen que así es mucho más luminoso y tenemos que darles la razón. En fotos nocturnas los resultados son increíbles y hasta un poco irreales (capta más luz la cámara que nuestros propios ojos).
- La RX100 IV tiene modos manuales, pero al ser tan pequeña hace que parezca que estamos tratando de resolver uno de esos cubos de Rubik de llavero. Funcionan, pero no son cómodos. Es una cámara para disfrutar de fotazas hechas en modo automático.
- Ojo con las tarjetas SD que uses. Para aprovechar toda la velocidad necesitas una SDXC Clase I o II U3. Las SDHC son compatibles, pero no le sacan todo el partido.
Ejemplos de fotos tomadas con la Sony RX100 IV
Todas las imágenes están a tamaño completo y sin tratar.
Nos gusta
- El arranque, la obturación, y el enfoque son rapidísimos (Sony ha tenido que añadir más memoria al procesador de imagen Bionz para manejar todos los datos extra). Eso hace que sea especialmente buena en áreas difíciles como la fotografía nocturna o captar objetos en movimiento.
- El visor electrónico es muy nítido, y eso es importante incluso en una cámara compacta. Una cosa es no usar réflex y otra muy distinta es sostener la cámara con todo el brazo extendido como si fuera un móvil. Incluso si nos da por cometer ese error, el estabilizador de imagen se asegura de compensar la trepidación.
- La sensibilidad en condiciones de baja luz es tan buena que casi es irreal. Se te olvidará que también lleva flash integrado.
No nos gusta
- Somos conscientes de que la Sony RX100 IV lo vale, pero el precio de salida es una salvajada: 1.150 euros. ¡Ouch!
- La ergonomía dista mucho de ser perfecta, pero es algo inevitable si queremos llevarla en el bolsillo.
- Aunque el sensor es muy luminoso y la selección automática de ISO es eficiente, no siempre logra evitar el ruido en tomas que no debería tenerlo. El enfoque también se despista a veces. Probablemente ambos problemas se solucionen mediante actualización de firmware.
- La batería dura poco (alrededor de 280 fotos según el fabricante) por lo que acabarás con una batería extra en el bolsillo. Para cargarla hay que conectar la cámara. Un cargador externo de batería incluido no hubiera estado mal, que son 1.150 euros.
¿Me la compro?
La Sony RX100 IV me ha hecho mirar mi A7 con cierto resquemor. La A7 es mucho mejor a todos los niveles, pero la compacta lo pone todo tan fácil que he recuperado ese punto juguetón de disfrutar de la fotografía sin pensar en los controles.
Si estás buscando una cámara point & shoot excepcional para llevarla de vacaciones o siempre en el bolsillo, no busques más. Es muy cara, sí, pero merece la pena hasta el último céntimo en lugar de anclarte a una réflex de 800 euros que no va a sacar mejores fotos en modo automático. Considera que estás invirtiendo en felicidad fotográfica para ti y los tuyos.
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