Titán tiene unas cuantas cosas en común con la Tierra. Como nuestro planeta, la luna de Saturno tiene una densa atmósfera. También tiene mares líquidos, aunque sean de metano y no de agua. Dos nuevos estudios independientes han encontrado un tercer parecido muy curioso: sus mares tienen un nivel global.
En otras palabras, que no hay mucha diferencia en el nivel de los mares y lagos de hidrocarburos de Titán como tampoco la hay entre el Océano Pacífico y el Atlántico.
Puede parecer una perogrullada, pero es que las grandes masas de líquido en un planeta no tienen por qué llenar los huecos en su superficie de forma unifiorme hasta quedar al mismo nivel. Para que hagan eso necesitan, en primer lugar, que haya una gravedad suficiente. La segunda condición es que esas masas de líquido se comuniquen de alguna forma.
En la Tierra es obvio que se comunican, pero ¿y en Titán? Aquí es donde la cosa se pone interesante. El primer estudio publicado consiste precisamente en el mapa más preciso que tenemos de Titán hasta la fecha, extraído a partir de datos de la sonda Cassini. Aún hay algunas zonas de sombra en ese mapa, pero en general podemos asegurar que los mares de hidropcarburos del satélite no son tan vastos como para comunicarse de forma visible.
Si no se comunican en la superficie, la conclusión más lógica es que lo hacen en el subsuelo, pero esto aún es solo una hipótesis. Alex Hayes y su equipo sospechan que la corteza de Titán es porosa y cuenta con numerosos canales y depósitos subterráneos de hidrocarburos que son los responsables de mantener este nivel global.
De momento esto es solo una conjetura, pero es una que nos da más razones que nunca para enviar una sonda a esa luna de Saturno para examinar su superficie y recabar más datos del subsuelo. Esa es precisamente una de las misiones que la NASA estudia para 2019. [vía Geophysical Research Letters y Geophysical Research Letters]