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Astrónomos descubren una capa orgánica que recubre el asteroide interestelar Oumuamua e impide que se funda

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El primer asteroide de procedencia interestelar observado por el ser humano está siendo una fuente inagotable de sorpresas. Los exámenes de Breaktrgough Listen han confirmado que no emite ningún tipo de señal de radio. No es, en definitiva, una nave espacial, pero sí que tiene un cascarón muy extraño.

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Por la propia formación de sistemas solares como el nuestro, es más habitual encontrar asteroides de hielo que de roca. Cuando esos cuerpos de polvo y hielo se aproximan al Sol, se funden parcialmente, dejando a su paso una estela de polvo y gases. Eso era exactamente lo que los astrónomos esperaban de Oumuamua pero, contra todo pronóstico, el extraño asteroide de forma alargada no se fundió.

Un nuevo estudio publicado en Nature Astronomy y realizado por astrónomos de la Universidad de Queens, en Australia, ha llegado a un interesante descubrimiento. Oumuamua tiene “caparazón”. El asteroide está recubierto de una capa de partículas de carbono que le da su color rojizo y, al mismo tiempo, impide que se funda el hielo del interior.

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¿Cómo se ha formado esa capa? La respuesta la obtuvo hace casi 20 años otro grupo de astrónomos que estudiaba los asteroides de la Nube de Oort, en los confines de nuestro propio Sistema Solar. Cuando pasan el tiempo suficiente en espacio interestelar, los objetos reciben una cantidad de radiación cósmica tan intensa y prolongada que literalmente se “cuecen” poco a poco. El hielo de las capas superficiales se evapora y va dejando una costra de carbono que protege las capas interiores. El proceso lleva decenas de millones de años

En cuanto a la peculiar forma del asteroide, otro estudio apunta a que la erosión de las partículas de polvo y micrometeorios en su camino han ido alargando su perfil partiendo de un bloque mucho más grande.

La siguiente pregunta viene casi sola: ¿es posible que esas capas interiores de hielo tengan vida miscroscópica? Técnicamente creen que sí, pero su problema serían los mismos rayos cósmicos que generan la corteza, que aniquilarían cualquier forma de vida demasiado próxima a la superficie. De existir algo de vida a bordo de Oumuamua, esta estaría enterrada a varios metros de profundidad. [vía Wired y Newsweek]