Científicos en Reino Unido y Suecia creen haber dado con un avance sin precedentes en la investigación contra el Alzheimer. Se trata de un método para desarrollar nuevos fármacos que pueden atacar las raíces de esta enfermedad fatal de una manera completamente diferente.
El trabajo publicado es realmente interesante, pero otros expertos temen que las afirmaciones de los investigadores pueden ser demasiado exageradas. Veamos por qué.
El Alzheimer es la forma más común de demencia. Afecta a 5,7 millones de estadounidenses según datos de la Alzheimer’s Association. Todavía hay muchas cosas que no entendemos acerca de cómo aparece esta enfermedad, pero estamos bastante seguros de que una proteína cerebral conocida como beta-amiloide desempeña un papel fundamental.
En su estado normal, la beta-amiloide parece jugar un papel desconocido –pero importante– en el cerebro (algunos científicos creen que nos protege de las infecciones). Pero cuando las moléculas beta-amiloide no se pliegan correctamente, pueden amontonarse y dañar el cerebro. Es entonces cuando aparecen síntomas como la pérdida de memoria y la confusión. Los científicos han descubierto que el cerebro de la persona con esos síntomas presenta placas (grupos de moléculas mal plegadas) formadas por esta molécula. La acumulación de otra proteína llamada tau, también podría dañar el cerebro y causar los síntomas del Alzheimer, pero se cree que la proliferación de beta-amiloide aparece primero e impulsa la progresión de la enfermedad.
Los científicos han intentado crear fármacos que retrasen o prevengan el Alzheimer eliminando estas placas, pero los ensayos clínicos de estos tratamientos han fracasado por completo. Una teoría detrás de por qué no han funcionado es porque estos medicamentos se están aplicando demasiado tarde. Cuando el cerebro está plagado de placas el daño ya está hecho. Eso llevó a algunos científicos a probar sus fármacos beta anti beta-amiloides en personas de alto riesgo que aún no están visiblemente enfermas.
En estos últimos años, sin embargo, ha habido investigaciones que demuestran que, aunque la acumulación de beta-amiloide puede causar Alzheimer, en realidad no está causando ese daño a través de las placas. Antes de que se formen las placas, las moléculas beta-amiloide mal plegadas se agrupan en grupos más pequeños conocidos como oligómeros. Son estos oligómeros –no las placas– los que parecen más tóxicos para las células cerebrales circundantes.
Por lo general, los investigadores buscan fármacos que se unan bien a la estructura de las partículas a las que van dirigidos. Pero según el autor principal del estudio, Michele Vendruscolo, químico molecular en la Universidad de Cambridge, esto no funciona bien con los oligómeros de beta-amiloide, ya que los oligómeros son partículas muy inestables. Se descomponen y se vuelven a formar constantemente.
En vez de eso, Vendruscolo y su equipo dice haber desarrollado una técnica para detectar compuestos útiles para ralentizar la formulación de oligómeros.
“Los medicamentos identificados con nuestro método pueden reducir drásticamente la cantidad de oligómeros producidos durante la agregación de proteínas”, dijo Vendruscolo a Gizmodo. “Esto es un punto de inflexión”.
En un comunicado de prensa de la Universidad de Cambridge, Vendruscolo describió la técnica como “única en el mundo”. El titular del comunicado de prensa también dice: “Los científicos de Cambridge ponen al descubierto un plan innovador para atacar la causa del Alzheimer”. El lunes, Vendruscolo y su equipo publicaron un artículo en Proceedings of the National Academy of Sciences que detalla su método, conocido como SKAR (que son las siglas de Structure-Kinetic Activity-Relationship).
El Alzheimer es uno de los muchos trastornos neurológicos causados por proteínas mal plegadas– como también lo son el Parkinson o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob– y el equipo de Vendruscolo cree que su enfoque podría usarse para encontrar medicamentos anti-oligómeros, que también sirvan para estos otros trastornos.
Según James Hendrix, director de Global Science Initiatives en la Alzheimer’s Association, la excitación que hay alrededor del hecho de que los oligómeros sean la verdadera causa del Alzheimer y otros trastornos similares, es real. Pero aún no está completamente confirmado, dijo.
Los científicos están probando anticuerpos que apuntan a estos oligómeros en ensayos clínicos hechos en humanos, explica Hendrix, pero si estos ensayos fracasan, es poco probable que la investigación de Vendruscolo y su equipo reciba mucha atención. Y si estos ensayos muestran algún avance, entonces el equipo aún tendrá que proporcionar más pruebas de que sus moléculas pueden hacer un trabajo mejor que los anticuerpos experimentales.
Vendruscolo y su equipo han cofundado una compañía de biotecnología, llamada Wren Therapeutics con sede en la Universidad de Cambridge, para ayudarlos a desarrollar estos medicamentos. El científico comentó a Gizmodo que ya habían probado en gusanos algunos de los fármacos descubiertos a través de su método, y que ahora los están probando en ratones. Se espera que estos últimos resultados se publiquen el próximo año. También dijo que les gustaría comenzar a probar las moléculas en humanos en los próximos dos años.
De acuerdo con Hendrix, sin embargo, el tiempo que nos llevará saber si un medicamento experimental para el Alzheimer puede realmente funcionar en personas, de principio a fin, será de unos 10 años.
En general, creo que este trabajo es interesante para los químicos medicinales y podría ser una estrategia útil para apuntar a los oligómeroas. Sin embargo, a la Alzheimer’s Association le preocupa que el comunicado de prensa que acompaña al artículo de la revista no sea realista acerca de la utilidad a corto plazo de esta técnica en el desarrollo de fármacos contra el Alzheimer.
Por supuesto, dado lo devastador que puede ser el Alzheimer –no solo para los afectados, sino también para las personas que los rodean– cualquier investigación que pueda ayudarnos a desarrollar un tratamiento para combatirla debería ser bienvenida. La historia del desarrollo de fármacos contra esta enfermedad lamentablemente está llena de comienzos prometedores que terminan en decepción. Por eso todos los anuncios sobre descubrimientos pioneros y revolucionarios en este campo deben ser tratados con algo de escepticismo al principio.