Durante el primer fin de semana de agosto se llevó a cabo el Evolution Championship Series, mejor conocido como EVO 2018, un evento que durante décadas ha reunido a los mejores jugadores de videojuegos de pelea de todo el mundo, y fue tan emocionante como la copa del mundo de la FIFA o cualquier magno evento de deportes tradicionales.
El término “eSport” se lleva usando desde hace algún tiempo para referirse a las competiciones de jugadores a nivel profesional. Juegos como League of Legends, Dota, Call of Duty o Street Fighter, entre tantos otros, llevan muchos años organizando torneos, copas y campeonatos internacionales que, con el paso del tiempo, cada vez ha reunido más interés en todo el mundo. Tanto así que hoy en día canales de televisión deportivos como ESPN y Fox Sports transmiten algunas competencias de los llamados eSports. Incluso algunas universidades están becando jugadores profesionales.
Sin embargo, hay muchos que todavía se niegan a considerar estos torneos y campeonatos como eventos deportivos. “Si no suda, no es deporte”, he escuchado a más de uno decir, incluso cuando estos profesionales de los videojuegos pasan, en muchos casos, hasta 12 horas al día frente a una pantalla, seis o siete días a la semana, preparándose para un campeonato, entrenando, planeando estrategias con su equipo y entrenadores, mejorando sus habilidades y analizando cada uno de los escenarios y tácticas de sus próximos rivales, es decir, exactamente lo mismo que hace un equipo de fútbol antes de un partido o una copa. Porque al igual que en los deportes tradicionales, en estos eventos hay mucho en juego: un trofeo, una medalla, prestigio, reconocimiento y mucho dinero, desde los miles a los millones de dólares.
Últimos momentos de la gran final de Street Fighter V
Lo que nos lleva al EVO 2018 que acaba de celebrarse. Personalmente, no soy seguidor de juegos como League of Legends o Dota 2. Los llamados MOBA no son lo mío, aunque reconozco su calidad y posibilidades a nivel de estrategia y juego profesional. Lo mío son los juegos de pelea, que he disfrutado desde mi niñez en las míticas salas recreativas. Y por supuesto, no podía perderme el mayor evento del año. Tenía mis jugadores favoritos, que llevo mucho tiempo siguiendo, y con calendario en mano, me preparé a disfrutar de un fin de semana de competencias y deportes, duela a quien duela.
Todas mis expectativas fueron superadas.
Tradicionalmente, el mayor juego de EVO cada año suele ser Street Fighter, pero esta vez logró ser superado. La joya de la corona de EVO 2018 fue el nuevo Dragon Ball FighterZ, superando a Street Fighter V Arcade Edition en número de participantes registrados. Para el juego basado en el anime de Akira Toriyama se registraron 2.575 jugadores, mientras que para la obra maestra de Capcom se registraron 2.484 personas. En total, 7.437 personas compitieron en estos tres días de EVO, y los otros títulos más importantes eran Tekken 7, Super Smash Bros. Melee y el nuevo BlazBlue: Cross Tag Battle.
EVO 2018 fue un evento de redención, riesgo, conquista y derrota de titanes. El primer día, el viernes, se desarrollaron las primeras rondas eliminatorias, y fueron eliminados miles de jugadores en todos los juegos. El campeonato podía seguirse a través de ocho canales distintos de Twitch, pero esto apenas era el calentamiento.
El sábado, en cambio, comenzaron a llevarse a cabo finales de algunos juegos como BlazBlue: Cross Tag Battle, un título que se centra en un sistema de “Tag”, lo que en el mundo de los juegos de pelea significa que puedes ser asistido por otro personaje, y constantemente hay más de dos personajes en pantalla todo el tiempo. El nivel de cosas que sucede en un par de segundos es sorprendente, al igual que los reflejos de los mejores jugadores.
La gran final de BlazBlue: Cross Tag Battle
En Super Smash Bros. Melee el campeón fue un jugador inesperado, y todos los llamados “dioses” del juego, favoritos para llevarse el trofeo, fueron derrotados uno tras otro. Leffen, un sueco muy conocido en el mundo de los juegos de pelea a nivel profesional, logró por fin conseguir su primera copa de EVO, en un combate muy emocionante con otro de los mejores en el mundo.
Pero hablemos del evento más grande. Hablemos de Dragon Ball FighterZ.
Los números no mienten. FighterZ despertó tanto interés en EVO que el domingo, día de las finales, se concentraron más de 260.000 personas para ver las partidas en Twitch, además de las miles de personas que la veían en directo, en el recinto en la ciudad de Las Vegas. Durante horas, FighterZ fue el juego más visto en todo Twitch, superando al actual titán en popularidad, Fortnite. Incluso más personas vieron la final de FighterZ que la de Street Fighter.
La ronda final reunía a una minoría de jugadores estadounidenses contra una mayoría de japoneses. Entre ellos se encontraban mucho de los pesos pesados en el mundo de los juegos de pelea, tales como Fenritti o Kazunoko, quienes tienen mucha experiencia y medallas en incontables juegos, y los favoritos del torneo: el japonés de la defensa irrompible, Goichi, y el estadounidense de la ofensiva implacable, SonicFox.
Los favoritos llegaron a la gran final.
En muchos campeonatos de juegos de pelea las reglas dividen a los mejores ocho del torneo, el Top 8, en un lado de ganadores y un lado de perdedores. Goichi y SonicFox se encontraron por primera vez en las semifinales del lado de ganadores, y Fox arrasó con el japonés en una emocionante partida de 3–0. Una vez se encontraron de nuevo en la gran final, Goichi venía del lado de perdedores, lo que significa que el japonés tenía que ganarle dos partidas al estadounidense, mientras que SonicFox solo tenía que ganar una vez.
La primera partida la ganó un Goichi que parecía implacable, determinado al 100% y muy concentrado. Estaba en su momento y su racha era perfecta. Pero al perder esta partida, SonicFox decidió pausar el juego y pedir a los jueces un cambio de asiento. Fox decía no estar cómodo en el asiento de segundo jugador (Player 2), y quería regresar al otro puesto. Goichi, intentando entender qué sucedía a través de un traductor, y por qué se había detenido la final, se mostraba muy confundido, mientras los jueces no sabían qué hacer. Pero lo que pidió SonicFox estaba en las reglas, así que para decidir echaron una moneda al aire, Fox ganó y cambiaron de puesto. La partida se detuvo unos cuatro minutos.
La siguiente partida fue dominada al 100% por SonicFox. Goichi incluso logró invocar a Shen Long, el dragón de Dragon Ball (que nunca había aparecido en una final de campeonato, y solo un par de veces en un torneo profesional, debido a lo complicado que es invocarlo), pero aún así perdió. SonicFox se había convertido en el campeón del mundo de FighterZ y Goichi se mostraba muy decepcionado. Fue una final extremadamente emocionante.
Lo que sucedió podría haber sido la típica jugada en un partido de baloncesto o de fútbol americano en el que un jugador o equipo está teniendo una racha tan buena que el entrenador del equipo contrario pide una pausa al árbitro con alguna excusa, para que su contrincante pierda el foco, “se enfríe”, y así ellos puedan recuperar su ritmo. SonicFox dice que su solicitud fue simplemente porque prefiere el puesto de “Player 1”, pero muchos fanáticos lo están criticando, como se critica a un equipo de fútbol en el mundial quejándose de alguna falta, que el árbitro estaba a su favor, que en la Fifa son unos “vendidos”, o cualquier otra excusa para quejarse cuando tu equipo va perdiendo. Es lo mismo, pero en videojuegos.
La realidad es que el cambio de asiento fue legal, va con las reglas, al igual que pausar un partido de fútbol americano o algún otro deporte va con las reglas. Y de este modo, SonicFox se convirtió en el mejor jugador de Dragon Ball FighterZ en todo el planeta, un título muy merecido.
El momento de la victoria de SonicFox:
La gran final de Dragon Ball FighterZ completa:
Los gritos y la pasión de los fanáticos en la final de BlazBlue, de Tekken 7, de Street Fighter y de Dragon Ball FighterZ retumbaron en Las Vegas, y a través de Twitch se podían sentir casi con la misma intensidad, como si estuvieras ahí viendo a los dos mejores jugadores del mundo decidir con un mando de control o un joystick arcade quién es el número 1 (y además, llevarse una bonita suma de dinero).
Gritos, lágrimas, concentración, risas, desesperación y mucha emoción. Si esto no es un deporte, no se qué es.