
Hace aproximadamente un año, Samsung se lanzó a la aventura con el Galaxy Fold, su primer teléfono plegable, que consiguió poner en boca de todos esta nueva tecnología. Lo que siguió a aquel lanzamiento ya lo conocemos: prisas, cancelaciones, fallos importantes de diseño... Todo un cúmulo de desdichas que dejaron un regusto amargo a un anuncio —y a una tecnología— que por contra debería haber resultado realmente emocionante.
Después de analizar los comentarios de los usuarios del primer Galaxy Fold y de una buena dosis de autocrítica, Samsung ha conseguido mejorar bastante en las parcelas donde hacía aguas el teléfono. Gracias a eso, el Galaxy Z Fold 2 ha perdido el aura de prototipo inacabado que tenía su predecesor y se ha convertido en un dispositivo la mar de interesante. Hemos tenido la oportunidad de toquetearlo un rato en las oficinas de Samsung, así que aquí os dejo con nuestras primeras impresiones.

Robustez por bandera
Lo primero que llama la atención del teléfono es su construcción. No es que el primer Fold pareciese una baratija cualquiera, pero sus fallos de diseño sembraron muchas dudas sobre su durabilidad, y el Fold 2 ha conseguido indudablemente mejorar en este aspecto. La bisagra, uno de los puntos flacos del anterior Fold, parece notablemente más robusta y ya no da la sensación de que se pueda estropear a la mínima, aunque el tiempo y el uso serán los que confirmen si realmente lo es.
También ha demostrado ser mucho más útil. El nuevo diseño CAM, que se estrenó con el Galaxy Flip, permite que el teléfono aguante abierto en un ángulo de entre 80 y 150 grados (así a ojo), dándole al teléfono unas posibilidades más que interesantes (desarrollaremos esto un poco más adelante).
Además —y siento ser redundante en esto— el Fold 2 ha conseguido desprenderse de ese aspecto de prototipo que tenía su predecesor. Se nota que esta vez estamos ante un producto hecho y derecho, que además destila ese aire “premium” que hace ver que estamos ante un producto completamente diferente a los demás.

Optimización
Como puedes ver justo arriba, el cambio entre el Fold 1 (izquierda) y el Fold 2 (derecha) es como de la noche y el día. La reducción de los marcos de su pantalla exterior ha permitido pasar de un panel de 4,6 pulgadas a uno de 6,2 pulgadas, haciendo que esta pantalla sea realmente aprovechable. A pesar de que el ratio de pantalla es un tanto extraño (25:9) es perfecto para tareas sencillas, como navegar por Internet, echar un vistazo a redes sociales o responder mensajes e emails.
Por dentro más de lo mismo: el cambio del notch por un agujero en pantalla para la cámara selfie hace que la experiencia de visualización sea mucho mejor. La nueva tasa de refresco de 120Hz también ayuda y, aunque el pliegue de la pantalla sigue siendo ciertamente notable, es algo de lo que te olvidas por completo pasados unos minutos.
Pero no todo lo que tenemos que decir del Fold 2 tiene que ver con sus pantallas. En lo referente a software Samsung ha hecho también bien sus deberes. La multitarea es una de las mejores formas de aprovechar la pantalla doble. Al igual que ocurría con el Fold original, podemos lanzar simultáneamente 3 aplicaciones —4 si queremos una pantalla flotante extra— desde un pequeño menú que se desliza desde un lateral del teléfono. Lo bueno es que ahora podemos agrupar nuestras aplicaciones como nos plazca y guardar los ajustes para acceder a ellas rápidamente.
Y no solo eso: también podemos arrastrar elementos entre unas aplicaciones y otras (siempre que sean compatibles entre sí). Copia trozos de texto, fotos, tablas de Excel... compartir elementos entre aplicaciones nunca fue más sencillo que con este método.
Otra gran mejora de Samsung ha sido en lo que ellos llaman “App Continuity”, básicamente un sistema que permite que lo que estemos reproduciendo en una de las pantallas se siga viendo cuando abramos o cerremos el teléfono. La transición es casi instantánea y además podemos determinar qué aplicaciones queremos que funcionen así y cuáles no. Por ejemplo: igual te interesa que los vídeos de YouTube que estás viendo se sigan reproduciendo al cambiar de pantalla pero una app de mensajería como Whatsapp no. Lo mejor de todo es que tú eliges a tu antojo.
Nuevos usos
De la mano de una nueva tecnología siempre llegan nuevos usos, pero de momento este es el aspecto que Samsung todavía está explorando las posibilidades de la doble pantalla. La empresa coreana ha incorporado una solución de software llamada “Modo Flex” que cambia cómo se comportan las aplicaciones cuando tenemos el teléfono medio abierto. Por ejemplo, en la app de la cámara podremos ver lo que estamos enfocando en la parte superior del teléfono, mientras que en la inferior podemos ver la fotografía que hemos sacado en último lugar junto a los controles de disparo. Algunas aplicaciones de Samsung o de Google ya aprovechan esta funcionalidad, pero habrá que probar el teléfono en profundidad para ver la utilidad real de todas ellas.
Donde sí se le ven posibilidades interesantes es en el aspecto fotográfico. Podemos desplegar el teléfono y utilizar la pantalla exterior para sacarnos fotos con la cámara principal, encuadrar mejor nuestra cara durante una videollamada o utilizar una de las pantallas de base para sacar fotos de varios segundos de exposición cuando las condiciones lumínicas son peores. Incluso Samsung ha implementado un modo de seguimiento automático en vídeo que reencuadra la imagen sobre nosotros. Ideal para “TikTokers”. Sin embargo, hay que darle un pequeño tirón de orejas a Samsung por no poner las mismas cámaras que han incluido en el Note 20 Ultra, sobre todo teniendo en cuenta que el Fold 2 cuesta la friolera de 2000 euros.
Pero bueno, es posible que lo mejor esté aun por llegar. Con el tiempo irán surgiendo nuevos usos que todavía no se le han pasado a nadie por la cabeza y que quizás nos parezcan indispensables cuando aparezcan. Aunque el presente y la utilidad de este teléfono de momento sea algo más incierto, es imposible no sentir emoción al pensar en las posibilidades de un producto así.