Hace unos días contábamos la historia Neti Moffitt, una madre australiana que cortó una naranja en la cocina y al día siguiente encontró algunos gajos con manchas de color morado por la pulpa. Los científicos han resuelto el extraño misterio.
Al parecer, cuando la mujer se encontró con el color de los gajos revolvió en la basura y comprobó que otros restos de naranjas también exhibían las mismas manchas moradas que iban aumentando de tamaño. Según contó a los medios:
Durante el resto del día y de la noche a la mañana continuaron desarrollando este increíble color. Todos en casa estábamos tan intrigados y desesperados por encontrar una respuesta…
Ahora, y después de que un equipo de investigadores de los laboratorios Queensland Health’s Forensic and Scientific Services recogieran algunas de las muestras (junto con el cuchillo utilizado para cortar la fruta), parecen haber puesto fin al misterio.
Según han explicado en la cadena ABC, quienes obtuvieron los resultados de las pruebas de laboratorio, el cambio de color se debió a una reacción química entre compuestos naturales en la naranja y partículas de hierro encontradas en el cuchillo, el cual se había afilado poo antes de rebanar la fruta. Tal y como explica el informe:
Los resultados del análisis han confirmado que la decoloración fue causada por la reacción de antocianinas, un pigmento que está presente naturalmente en las naranjas, y trazas de hierro y/u otros metales de un cuchillo recién afilado. Estos pigmentos no son conocidos por representar ningún riesgo para la salud humana.
Para resolver el rompecabezas, los investigadores extrajeron el pigmento púrpura de las naranjas afectadas y lo sometieron a varias pruebas, incluidas pruebas de manchas químicas y varios análisis de espectrometría.
Las pruebas revelaron que las regiones de decoloración morado en la naranja contenían concentraciones elevadas de hierro y otros elementos metálicos en comparación con las regiones con un color anaranjado normal.
Por tanto, parece que las partículas sueltas y extremadamente pequeñas de hierro y otros metales producidos por el afilado se quedaron en la superficie de la cuchilla, y cuando entraron en contacto con los antioxidantes antocianinas en la fruta, produjo dicha transición púrpura.
Por cierto, las antocianinas están presentes en muchos de los alimentos de color rojo intenso, azul y morado, por ejemplo en bayas, grosellas o cerezas. Y es que una de las cosas que determina su color es el nivel de pH, aunque la temperatura también juega un papel importante.
Un caso y un fenómeno que sirve como recordatorio de cómo todos los alimentos que comemos están formados por miles de sustancias químicas, que a su vez están expuestas a miles de otras más presentes en el entorno que nos rodea. [ABC vía ScienceAlert]