Si te gusta ver las series al ritmo de emisión, me juego el cuello a que alguna vez has tirado de subtítulos hechos por fans, como millones de personas. Muchos de estos archivos son creados, traducidos y sincronizados desde cero por héroes anónimos de Internet que lo hacen en tiempo récord y sin ánimo de lucro.
Es un servicio público para los que consumimos contenidos en un idioma que no es el nuestro: acudimos a las comunidades de fans y descargamos un .srt que no estaría disponible de otra forma. En los últimos años, sin embargo, los denominados fansubbers se han visto presionados por grupos antipiratería que les acusan de infrigir los derechos de autor y fomentar las descargas ilegales.
En Holanda, una asociación llamada BREIN ha sido especialmente activa en ese frente, consiguiendo que varios grupos de fansubbers cesaran definitivamente su actividad. BREIN sostiene que el trabajo realizado por estos creadores de subtítulos no solo perjudica a los titulares de los derechos de autor, sino que equivale a una competencia desleal para los modelos de negocio emergentes como las plataformas de streaming.
Para luchar contra ese frente surgió la “Fundación de Subtituladores Gratuitos” (Stichting Laat Ondertitels Vrij, o SLOV), una asociación de fansubbers que recaudó fondos para demandar a BREIN con la esperanza de obtener una sentencia a favor de los subtítulos no oficiales. Pero el tiro les salió por la culata. Esta semana, un tribunal de Ámsterdam emitió su decisión: rechaza todas sus reclamaciones y apoya a BREIN en cada cargo.
“Con esta decisión en la mano, será más fácil para BREIN seguir trabajando contra los subtituladores ilegales y contra los sitios y servicios que recogen subtítulos ilegales y agregan películas y programas de televisión de una fuente ilegal”, dijo tras las sentencia el director de BREIN, Tim Kuik.
Más allá de discutir si la creación de subtítulos es un acto reservado al dueño de la obra, la realidad es que frenar a los fansubbers no es tarea fácil, ni siquiera con una sentencia a favor del sí. Ocurre como con la piratería: una mejor solución sería la emisión simultánea de las series con subtítulos oficiales —así, la gente podría al menos optar por una opción legal.