Hace exactamente 20 años, el 29 de diciembre de 1995, se estrenaba en los cines una de las producciones más alucinadas (y tiene varias) del señor Terry Gilliam. Viajes en el tiempo, memoria, locura, percepción de la realidad, la muerte, el caos… todo eso y mucho más cabía en la coctelera que conformó 12 Monos.
No estoy loco, ahora lo entiendo. Soy mentalmente divergente...
Nos encontramos ante una producción que bebía de otras obras clave de la ciencia ficción para trasladarnos a ese futuro postapocalíptico y distópico plasmado por Gilliam. La historia nos situaba en el año 2035 tras una epidemia y un virus que había matado a millones de personas. Un futuro donde los supervivientes se refugiarían en comunidades subterráneas y donde emergería la figura del prisionero James Cole, quien se ofrece voluntario para viajar al pasado y conseguir una muestra del virus con el que desarrollar un antídoto.
La sinopsis de 12 Monos daba pie al ex Monty Python a montar una de las películas más complejas y fascinantes de su carrera. Para muchos fallida y algo inconsistente en su guión, pero tras el visionado podemos interpretar como parte de la magia esa inventiva y lenguaje propio que respira el film, aunque como decíamos, bebiendo de muchas otras fuentes empezando por la obra La Jetée (1962).
La Jetée
Es la película de la que Gilliam partió como base para desarrollar 12 Monos. Una producción francesa de 1962 dirigida por Chris Marker. Con un metraje de 28 minutos, el film de ciencia-ficción relata la historia de un viaje en el tiempo que se lleva a cabo tras una guerra nuclear, un viaje al pasado que busca una solución al presente.
Una producción experimental sobre la memoria filmada a través de fotos fijas que sirven para darle contexto a la narración que las acompaña. Curioso, pero esta pequeña obra ha acabado siendo fuente de inspiración para el mismo David Bowie (en el videoclip Jump, They Say), y sobre todo para Terry Gilliam y sus 12 Monos tras la compra de los derechos por parte de Universal Studios.
Los monos de Gilliam
Con estos mimbres y tras la compra de los derechos de la obra de Marker se daba luz verde a una versión larga de esta historia de viajes al pasado. Hollywood contrataría a David y Janet Peoples para desarrollar la trama y el productor Charles Roven fichaba a Gilliam para filmarla.
La elección de Gilliam no fue casual, Universal pensaba que los viajes en el tiempo, los sueños y en general la trama no lineal eran el estilo perfecto de Gilliam, quién a su vez pasaba a dirigir por segunda vez una obra en la que no firmaba el guión. A Gilliam se unirían en el reparto mega estrellas de la época como Bruce Willis (en el papel de Cole) o Brad Pitt (como Jeffrey Goines) en, posiblemente, uno de los mejores trabajos del actor.
Como decíamos al comienzo, las referencias y alusiones en 12 Monos son muchas. Comenzando por la misma Brazil (1985) del director de la que tomó parte de su estética (se emplearon lentes de Fresnel), pero también toma elementos de otras obras del género como la misma Blade Runner de Scott o Vertigo de Hitchcock (al igual que lo hacía Marker en La Jetée).
Tras finalizar el rodaje Terry Gilliam estrenaría una obra de 129 minutos de duración. Una producción alucinada y alucinógena (quizá no tanto como su maravillosa Miedo y Asco en las Vegas) ni tan “libre” como ese referente del género que es Brazil, pero igualmente poderosa y de lo mejor de su filmografía. Un viaje en el tiempo donde el guión explora la naturaleza subjetiva de la memoria y el efecto que tiene sobre la percepción de la realidad. También una dura crítica a los tiempos modernos, en este caso muy ligada al uso de la tecnología y la interferencia de esta sobre la comunicación en las civilizaciones.
Pero sobre todo estamos ante una obra fantástica tremendamente entretenida, difícil por momentos y algo confusa en algunos de sus planteamientos. Gilliam juega con el argumento para hacernos volar nuestra mente consiguiendo una experiencia única (sobre todo en el primer visionado). Una historia de amor, si se quiere, como preámbulo de un viaje iniciático para el propio personaje interpretado por Willis con el que hablar de la locura y la propia muerte. El mismo Gilliam hablaría tras el rodaje sobre las claves de Cole:
Cole es arrojado desde su mundo al nuestro y es confrontado por la confusión en la que vivimos, la cual mucha gente considera normal. Es así como él aparece como anormal y lo que sucede a su alrededor parece fruto del azar y extraño.
12 Monos, 12 curiosidades
Terminamos este pequeño paseo por la película con doce curiosidades que acompañaron al rodaje. Antes de los mismos una recomendación para aquellos que no la hayan visto: corred a vuestra tienda o buscador de torrents más cercano y haceros con una copia. Una obra imprescindible para todos los amantes del género.
- El famoso Ejército de los 12 Monos de la película está inspirado en un pasaje de la novela de L. Frank baum, The Magic of Oz.
- El trabajo de Pitt fue increíble, pero al comienzo de la producción Gilliam no estaba convencido, razón por la que le envió un entrenador de voz. Además, el actor pasaría varias semanas en el hospital de la Universidad de Temple visitando y estudiando casos en el psiquiátrico. El resultado fueron varios premios a su trabajo.
- Antes de la elección de Willis para el papel protagonista se pensó en un registro muy diferente con Dustin Hoffman como Cole. Tras Hoffman se pensó en Nick Nolte, aunque finalmente el papel se lo llevaría Willis. Gilliam diría años más tarde que le convenció su papel en Die Hard, un héroe frágil y duro al mismo tiempo.
- Pequeño guiño al mundo gamer. En el secuestro de Goines si nos fijamos en la mordaza pone Biohazard. Al año siguiente saldría el videojuego Resident Evil, cuyo argumento trata de un virus fatal.
- Las imágenes donde vemos que se realizan experimentos con animales son del film La Amenaza de Andrómeda (1971), de Robert Wise.
- Detalle del Gilliam freak con el revolver que utiliza Cole al final del film. Se trata de un Calvalry Model, un modelo utilizado por los confederados en la Guerra Civil americana.
- La realidad es que durante la película nunca se aborda de manera directa el año 2035. Fueron el guión y el material promocional los que situaron en el tiempo a la obra.
- La película fue la primera en la carrera de Gilliam en la que tendría el derecho al Final Cut, con ello se aseguraba darle a la obra el final que tuviera pensado sin interferencias de los estudios.
- Bruce Willis actuó prácticamente gratis porque quería trabajar con Gilliam. Tras el estreno se le pagó.
- Gilliam, quien adoraba a Willis, no dudó en plantarle una lista a evitar en la actuación, lista que llamó “clichés de actuación Willis” entre los que destacaba esa “mirada de acero” que le hizo tan popular en las películas de acción de los 90.
- El slogan inicial de la película sería “El futuro está en las manos de un hombre que no tiene”. Un lema que fue considerado como confuso debido a que creían que no quedaba claro si se trataba del futuro o de un hombre que no tenía manos.
- Antes del rodaje Brad Pitt era una joven promesa al alza, razón por la que su salario fue relativamente bajo. Cuando se iba a lanzar la película Pitt ya había estrenado Entrevista con el vampiro, Seven y Leyendas de pasión, toda una mega estrella que ayudó en la taquilla de 12 Monos.
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