La tendencia continúa. Según un informe independiente de la NASA, 2017 fue el segundo año más caluroso desde que se tienen registros, por detrás de un 2016 marcado por El Niño. Esto siguió elevando los niveles del mar, derritiendo el hielo marino y extremando los patrones climáticos en todo el mundo.
Durante el último siglo, la temperatura media del planeta ha aumentado más de 1 ºC. La principal causa de este inequívoco calentamiento global son los gases de efecto invernadero vertidos en la atmósfera. “Esencialmente todo el calentamiento de los últimos 60 años es atribuible a la actividad humana”, ha explicado Gavin Schmidt, científico climático de la NASA, en una rueda de prensa. “Las emisiones de carbono son el componente número uno de eso”.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ha presentado un informe similar que llega a las mismas conclusiones, pero que coloca al 2017 como el tercer año más cálido, por detrás de 2016 y también 2015. Las diferencias en las mediciones se deben a que la NASA incluye las regiones polares, que son las partes del mundo que más rápido se calientan; en concreto, el año pasado fue particularmente caluroso en el Ártico. También fue el año más cálido en la mitad sur de América del Sur, parte de África y casi toda Australia.
Para hacernos una idea de lo que esto significa: el mes más frío de 2017 fue más cálido que cualquier mes anterior a 1990. La tendencia a largo plazo está clara, y de hecho ya estamos a más de medio camino de la temperatura que propuso el Acuerdo de París como la línea roja que no debemos cruzar: un incremento de 2 ºC respecto a la era preindustrial.
No estamos preparados para un aumento tan importante de las temperaturas. El calentamiento global causa eventos climáticos extremos (2017 fue el año con más huracanes seguidos del último siglo), agrava las plagas tropicales, echa a perder las cosechas y destruye ecosistemas enteros.