Compré esto en eBay. Tres días después, cuando el sobre de 113 g llegó desde Nueva York, parecía inofensivo. Contenía una caja de plástico negra (casi del tamaño de un dedo), una pequeña antena negra para atornillarla a la caja y dos fusibles de vidrio. Estaba diseñada para conectarse en la toma de mechero de 12 voltios de un coche (esa parte en la que solía colocarse el encendedor).

Si conectase el gadget a mi coche, bloquearía la señal del Sistema de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés) dentro un radio de 4,8 m, inutilizando la aplicación de Google Maps de mi smartphone y desactivando cualquier dispositivo de rastreo que pudiese haber en mi vehículo. Todo esto puede sonar inofensivo, a menos que tomemos en cuenta lo siguiente: miles de vidas (por ejemplo, los que están en un avión) y billones de dólares dependen de una señal GPS confiable y precisa. Por ello, es fácil comprender por qué el uso, venta o fabricación de mi pequeño inhibidor de señal y otros similares es considerado ilegal en los Estados Unidos y muchos otros países. Cada vez que lo enciendo, podría ganarme en una multa de $16,000.
Sin embargo, es muy fácil conseguirlo en línea, y no soy la única que lo ha hecho.
Durante los últimos ocho meses, el investigador en seguridad Vlad Gostomelsky ha estado utilizando sofisticados detectores a lo largo del país con el fin de encontrar quién está utilizando inhibidores de señal GPS, y por qué. El resultado es fascinante: ha encontrado casos de gente común y corriente usándolos a pesar del riesgo que esto implica. Por ejemplo, ha visto camioneros tratando de evitar el pago del peaje en las autopistas, empleados evitando que sus jefes rastreen sus coches, chicos de secundaria usando los inhibidores para hacer volar sus drones en áreas restringidas y, al parecer, también policías encubiertos que los usan para evitar ser rastreados —lo que demuestra que, en el mundo inalámbrico, los aparatos que usas para evitar ser detectado pueden, en realidad, hacer más sencillo que te encuentren—. Solo necesitas buscar en el canal adecuado.
La venta y uso de los inhibidores, incluso por la policía, es un crimen federal con penas que van desde una multa hasta prisión efectiva. Cualesquiera que sean las razones de los usuarios, su uso representa una seria amenaza, ya que encriptan la señal de satélite de los cuales dependen sistemas vitales —como, por ejemplo, móviles, aviones, la Bolsa de Nueva York—. Cuando un inhibidor de señal está activado, estos sistemas pueden estropearse.
El Sistema de Posicionamiento Global se basa en datos precisos de tiempo enviados desde 31 satélites equipados con relojes atómicos en el espacio; un receptor calcula una ubicación determinando su distancia exacta con la ayuda de un puñado de esos satélites. No se utiliza solo con fines de navegación, sino también para sincronizar, por ejemplo, transacciones en el mercado de documentos (en efecto, el tiempo es dinero). Los inhibidores de GPS operan difundiendo ruido en la misma frecuencia utilizada por los satélites, de manera que los receptores no puedan recoger ninguna señal. Dependiendo de su fuerza de difusión, pueden bloquear la recepción GPS por unos pocos metros, e incluso kilómetros.
En junio de 2015, aviones que volaban hacia el Aeropuerto Internacional de Filadelfia reportaron que perdían su señal GPS cerca de 1,6 km antes de llegar a la pista de aterrizaje. Un agente de la Comisión Federal de Comunicaciones (Federal Communications Commission, FCC), encargada de imponer prohibiciones contra los inhibidores, investigó el tema y encontró un camión en un estacionamiento cercano. El chófer dijo que estaba usando el aparato para desactivar los dispositivos de rastreo de su vehículo, y que desconocía que usar el inhibidor era ilegal. Según un informe gubernamental sobre seguridad de aviación, el agente “confiscó la unidad de bloqueo y la destruyó con una almádena”.
No hay registro de algún incidente particular en la página de “normativa sobre bloqueadores de señal” de la FCC, lo que significa que el camionero se libró fácilmente de una sanción. Otros, por el contrario, han afrontado multas considerables por el uso de estos dispositivos, como por ejemplo Gary Bojczak, quien fue multado con $32,000 por interrumpir la señal en el Aeropuerto Internacional Libertad de Newark con un inhibidor de señal que usaba para ocultarle a su jefe su ubicación.
Esto es lo que ocurre cuando la tecnología construida —y necesaria— para propósitos militares de alto grado se pone a disposición del público general para un uso personal y, a menudo, frívolo. La gente que intenta evadir a sus fastidiosos jefes termina estropeando sistemas de navegación de los cuales todos dependemos.
Durante años, el Ejército ha estado planeando un sistema de GPS más seguro, pero este proyecto se ha visto constantemente retrasado. En vez de tener un mejor sistema, el Gobierno protege la endeble infraestructura prohibiendo los inhibidores. Sin embargo, parece que no está funcionando.
Dudaba sobre quebrantar o no la ley para probar mi nuevo inhibidor de GPS, así que me quedé sin usarlo, pero pude encontrar a gente en línea dispuesta a documentar su éxito. En un vídeo de YouTube de 2013, un hombre muestra entusiasta cuán bien funciona su inhibidor; tras ello, direcciona a sus espectadores hacia un sitio que vende ese producto a cambio de bitcoins. En el vídeo, se le ve conectar su inhibidor en la toma de corriente del tablero de su coche, y al activarlo provoca que el dispositivo de rastreo de gestión de flotas de su vehículo pierda la señal GPS.
“Ahora son muy difíciles de conseguir porque los federales están restringiendo su venta y uso” se quejaba el autor del vídeo. “Estoy seguro de que saben la verdadera razón: les gusta rastrearnos”. El año pasado, la FCC multó a una compañía china por una cifra récord de 34 millones de dólares por vender 10 inhibidores a un agente encubierto de la FCC.
A pesar de ser ilegales, estos dispositivos, vendidos a unos $45, son fáciles de conseguir en línea (a menudo de minoristas ubicados en China). Algunos incluso están a la venta en eBay, que es donde compré el mío por $42. (Las directrices de la FCC prohíben el uso, venta o manufactura de inhibidores de señal, pero no su compra, a menos que sea “importado a un minorista extranjero”). Cuando busqué en eBay “inhibidores de GPS”, la mayoría de resultados eran de fundas que protegían a tu celular de ser rastreado, pero había algunos listados como “amplificadores de señal”. Sin embargo, en la descripción del producto queda claro que hacen exactamente lo contrario: son anuladores de señal que pueden usarse para “impedir que personas y coches sean rastreados”.

Me decidí por un vendedor estadounidense que era miembro de eBay desde 2011 y tenía cerca de 200 valoraciones positivas. Después de que me envió el inhibidor desde Sheepshead Bay, en Brooklyn, entré en contacto con él, me identifiqué como periodista y le pedí hablar.
“Este producto fue comprado en China, no sabemos nada de él” respondió el vendedor a través del servicio de mensaje de eBay. “No tenemos stock. Por favor, no nos llame”.
Ryan Moore, director de comunicaciones de eBay, dijo que los inhibidores de GPS están prohibidos en el sitio web y los vendedores que burlen los filtros de eBay para estos productos podrían ser sancionados con la suspensión de sus cuentas.
“Además, también trabajamos estrechamente con la FCC, que nos reporta directamente, así como también con los filtros que tenemos en la web” dijo Moore vía e-mail. “Por supuesto, cualquier usuario de eBay puede ‘reportar un ítem’ listado en la página”.
Para intentar ver los dispositivos en uso, acudimos a Gostomelsky, que trabaja en la firma de seguridad Spirent Federal —la cual, es necesario decirlo, vende equipos diseñados para detectar bloqueadores—. Configuró un equipo de monitoreo de señal de GPS en su natal Filadelfia; otro en San José, cerca de su oficina; y uno brevemente en Washington D.C. Programó su equipo a una ubicación específica, lo conectó a 12 satélites y empezó a escuchar. Cuando un inhibidor está cerca, la señal enviada a los satélites cambia o se interrumpe.

Gostomelsky quería averiguar qué tan populares eran realmente estos aparatos prohibidos. En el transcurso de ocho meses, las cinco estaciones que montó, capaces de detectar actividad a poco más de kilómetro y medio de distancia, detectaron 78 veces señales de inhibidores, que eran desplegadas por 19 personas o grupos distintos.
“Era el número que esperaba” dijo Gostomelsky, quien presentará sus descubrimientos durante una charla en la conferencia de seguridad Black Hat, que se llevará a cabo a finales de julio en Las Vegas.
Sin embargo, incluso a él le sorprenden algunos de los usos que se les da a los inhibidores. Cuando se encontraba en el hotel Hilton, en Washington D.C., para la conferencia de seguridad Shmoocon de enero, la estación de Gostomelsky detectó interferencia de la señal GPS en la zona. Montó los más de 9 kilos del hardware que traía consigo y rastreó la señal hasta un gimnasio de una escuela secundaria, en el cual unos chicos hacían volar sus drones.
Después de que, en 2015, alguien aterrizara un dron en el jardín de la Casa Blanca, los fabricantes de dron como DJI empezaron a programar sus máquinas para rehusarse a funcionar si se encontraban en una “zona libre de drones” en un radio de unos 48 km alrededor de D.C. Los chicos, aparentemente, usaban el inhibidor para “engañar” a sus drones y hacerles creer que estaban fuera de la capital.
No son los únicos con la idea de usar los inhibidores de GPS por diversión. Según informes en Reddit, el año pasado, los jugadores tramposos de Pokemon Go se interesaron por estos dispositivos. A través de una aplicación en smartphones, el juego cubre virtualmente el mundo real con criaturas y arenas. Los jugadores tienen que desplazarse hacia esos puntos con sus móviles para recolectar criaturas o luchar por el control de las arenas, llamadas gimnasios. Un usuario de Reddit dijo, en los mensajes del foro, que “un chico de su vecindario” compró un montón de inhibidores y los colocó cerca de los gimnasios que había conquistado en el juego. Eso significa que cuando otro jugador se acercaba a ese gimnasio, el GPS de su móvil será bloqueado y su ubicación no podía ser registrada en el espacio virtual —lo que significa que “nadie podría conquistar sus gimnasios”—.
Otro usuario de Reddit dijo pertenecer a un equipo de seguridad de una compañía aeroespacial australiana. Se quejaba de que los jugadores de Pokemon Go estuviesen infestando de inhibidores todos los puntos del aeropuerto que eran gimnasios virtuales. Esto, decía, afectaba las operaciones de las aeronaves.
Envié un mensaje en Reddit a ese usuario, pero no respondió, así que no pude confirmar su identidad. Sin embargo, Gostomelsky afirmó que el reclamo era plausible: “Sería costoso, pero tecnológicamente factible” mencionó. “Si estuviesen lo suficientemente enganchados al juego y les sobrase el dinero, seguro harían algo así”.
No obstante, la mayoría de bloqueo de señales que Gostomelsky ha visto responde sobre todo al afán de lucro o la paranoia. Vive cerca de la Interestatal 476, en Pensilvania, y desde allí detecta con frecuencia los inhibidores que usan los remolques cuando pasan por la cabina de peaje. Debido a que estas confían ciegamente en el rastreo por GPS, los conductores se las ingenian para evadir el pago gracias a estos dispositivos. Después de todo, si un aparato de $45 hace que tu viaje diario sea gratis, podrías también estar tentado a cometer un delito federal.
El equipo de Gostomelsky cabe en un maletín Pelican 1500. Podría hacerlo lucir oficial colocándole alguna pegatina de una agencia federal inexistente, y ponerse en la carretera para monitorear las señales de los vehículos que pasan por allí.

Gostomelsky quería identificar exactamente quién hacía la transmisión, así que colocó en sus cinco maletines cuatro microcomputadoras con radios definidos por software —dispositivos que descifran las señales de radio—. Estas recogen diversas señales que pueden estar viajando junto con los inhibidores: la lista de redes wi-fi y conexiones Bluethooth programada en un dispositivo; transmisiones hechas por radiofrecuencias que usan comúnmente la policía y los guardias de seguridad; y las señales enviadas por los sistemas de control de presión de los neumáticos. Esta última es particularmente novedosa —los neumáticos transmiten inalámbricamente un número único al coche, que le informa si la presión está disminuyendo—. El dispositivo de Gostomelsky recoge esta transmisión, gracias a lo cual identifica un coche en particular.
“Persigo a los usuarios finales con los datos que están transmitiendo” afirma Gostomelsky.
Para él, a menudo era obvio por qué una persona en concreto utilizaba un inhibidor de señal. Los conductores de camiones, por ejemplo, quieren evitar ser rastreados durante su hora de refrigerio, ya que están a merced de los dispositivos de navegación instalados por las empresas para las que trabajan (es lo que le dirían a Gostomelsky si se acercase a sus coches y tocase sus ventanas).
Stephanie Voelker, gerente de producto en Geotab, empresa que fabrica dispositivos de rastreo para flotas de vehículos, me dijo que sus productos registran cada vez que la conectividad del GPS se desconecta. Esto, se supone, alertaría a la empresa cuando un inhibidor esté en uso, lo que le quitaría su propósito y levantaría sospechas sobre su uso. Sin embargo, las desconexiones no son inusuales; en un día cualquiera, 1 de cada 10 de sus dispositivos experimentan pérdida de señal. Esto quiere decir que la compañía no tuvo un registro histórico de detección de inhibidores de señal hasta que su uso se expandió en la flota y generó un gran número de desconexiones. Actualmente, Geotab posee un “modo privado” en los dispositivos de rastreo de su flota, con la esperanza de que sus empleados lo usen en vez de activar inhibidores de señal para cuidarse la espalda.
Otro caso visto por Gostomelsky resulta más misterioso. Una pareja que utilizaba inhibidores de señal fue detectada por su sistema en Filadelfia, y tenía una señal electrónica inusual emanando de sus coches. Ambos parecían tener smartphones y móviles prepago, basándose en su sistema de comunicación con las torres de telefonía, las cuales también monitoreaba Gostomelsky. Estaba intrigado, así que desplazó su estación de escucha para averiguar el patrón de movimiento del coche, hasta descubrir dónde vivían estos misteriosos usuarios. Terminó rastreando a uno hasta una casa en Nueva Jersey. Tras ello, fue a los registros públicos para ver quién vivía allí y descubrió que la propiedad pertenecía a un policía.
Ahora está convencido de que algunas personas que usan ilegalmente los inhibidores son policías. Quizás, aún no han visto la advertencia de la FCC de 2014, que aclara que la prohibición del uso de inhibidores de señal se aplica a “agencias de Gobierno estatal y local, incluyendo fuerzas de seguridad estatales y locales”.
“Creo que están usando los inhibidores de GPS en sus vehículos para que no sean restreados hasta sus hogares” dijo Gostomelsky. Un agente encubierto, por ejemplo, puede estar preocupado por algún objeto con un GPS pegado a su parachoques, puesto allí con el fin de averiguar si es un policía. Ante esa situación, el inhibidor aliviaría considerablemente las preocupaciones por ser rastreado y puesto en evidencia.
De hecho, Gostomelsky nunca tocó alguna puerta para preguntar si ese era el caso, porque “los encuentros innecesarios con agentes de seguridad no son recomendables”. Sin embargo, uno nunca sabe: quizás hubiesen apreciado saber que, a veces, un método para proteger tu privacidad puede convertirse en una bandera roja capaz de atraer toda la atención posible.
El usuario más entusiasta y activo de inhibidores de señal GPS en Estados Unidos está en la nómina del Gobierno, pero usa esta tecnología de manera legal: es el Ejército. De manera periódica, para realizar ejercicios militares, bloquea la señal GPS alrededor de sus bases. Por ejemplo, en 2016, bloqueó la señal GPS en un radio de más de 800 km alrededor de White Sands, en Nuevo Mexico, durante tres días, de manera que pudiesen practicar operaciones mientras su señal GPS estaba bloqueada.
El Ejército envía una “información para aviadores” (o NOTAM) cuando planea bloquear el GPS en una zona, pero los pilotos no siempre están al tanto del problema sino hasta que se encuentran en el aire sin un satélite que les guíe. En años recientes, el Sistema de Reportes de Seguridad de Aviación de la NASA tiene docenas de aterradores reportes de pilotos en los que dan cuenta de que sus GPS fueron bloqueados, lo cual afectó el funcionamiento de sus aeronaves. A menudo, el culpable es el Ejército.
En 2012, un MD-80 realizaba un vuelo comercial proveniente de Sacramento, pero tuvo que desviarse unos 16 km de su rumbo debido al bloqueo de señal hecho por el Ejército. Un controlador aéreo se percató de ello y entró en contacto con el piloto, quien no estaba enterado del tema. El controlador informó que si el piloto hubiese retomado su curso, el avión se habría estrellado con otra aeronave que estaba a 11 km hacia el Este, volando a medio camino entre la ruta correcta y la incorrecta.
En un incidente más reciente, en abril, un aerobús A319 que volaba a velocidad crucero sobre White Sands vio bloqueada su señal GPS en repetidas ocasiones. El piloto no se dio cuenta y creyó que la interrupción de la señal del GPS se debía a que estas estaban reiniciándose. No se enteraron de qué pasaba hasta que intentaron aterrizar. En un informe escrito por el piloto para la NASA, se lee lo siguiente: “Dejen de bloquear la señal del tráfico comercial”.
En junio del año pasado, el Ejército advirtió que bloquearía por seis días el GPS en un radio de 800 km desde una base al sur de California. El área afectada incluía Los Ángeles, San Francisco y Las Vegas. Sin embargo, una vez que los grupos aeroespaciales se manifestaron en contra de este plan, los ejercicios militares fueron cancelados.
The Register afirmó que el apagón GPS era necesario para probar una “Masiva arma de bloqueo de señal GPS”. Un portavoz de la Armada no confirmó ni rechazó esta afirmación, y dijo que el Ejército no comenta qué fines tienen sus pruebas militares. Sin embargo, dada la envergadura del ejercicio, parece que se trataba de exponer a los soldados a un escenario en el que tengan que actuar cuando toda señal GPS se haya perdido.
Hacer uso del bloqueo de señal GPS como un arma es algo que ya ocurre. Lo hace Corea del Norte de manera habitual cuando monta en tráileres inhibidores de señal y los coloca cerca de su frontera con Corea del Sur. Esto causa problemas de navegación en los aviones, barcos y drones presentes en el área —por no mencionar cualquier misil guiado por GPS que se dirija hacia ellos—.
De vuelta a esta parte de la tierra, los inhibidores de GPS siguen siendo un problema. A raíz sus investigaciones, Gostomelsky ha hecho una lista de las personas que lo usan ilegalmente, con información suficiente para ubicarlos y procesarlos por “interferencias maliciosas de las comunicaciones por satélite”. Sin embargo, no quiere causarle problemas a nadie.
“Destruiremos estos datos y los mantendremos anónimos” me comentó. “Sin embargo, no hay nada que detenga a los oficiales de la ciudad de montar un sistema similar al mío”.
Nada salvo la inercia y, quizás, el temor de procesar a sus propios compañeros policías.
En cuanto a mi inhibidor de señal sin usar, he decidido que no es buena idea tenerlo ahí tirado. La FCC pide que cualquier persona con un inhibidor lo entregue voluntariamente a una oficina regional de control. Planeo llevar la mía esta semana. La de San Francisco está a una hora en coche desde mi casa. Eso sí, voy a necesitar instrucciones del GPS para llegar.
Este artículo fue producido por el Special Projects Desk de Gizmodo Media Group.