Un grupo de arqueólogos mexicanos ha descubierto una tumba de 2400 años en la que 10 esqueletos fueron meticulosamente dispuestos en círculo y con sus partes del cuerpo entrelazadas. Los investigadores nunca habían visto algo así y sospechan que se debe a una práctica ritualista hasta ahora desconocida.
Este increíble hallazgo tuvo lugar cerca del centro de Tlalpan, al sur de Ciudad de México. El antiguo pueblo asociado con esta tumba se descubrió en 2006, y los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han estado haciendo excavaciones en los alrededores desde entonces. Los cuerpos se encontraron a un metro y medio bajo un edificio de la Universidad Pontificia de México que solía albergar aulas, una pequeña capilla y dormitorios para los sacerdotes.
De los 10 cuerpos descubiertos en la tumba, los arqueólogos del INAH han confirmado la presencia de dos mujeres, un hombre, un niño y un bebé. Al menos dos esqueletos parecen tener deformaciones intencionales en sus cráneos, así como algunos dientes deliberadamente deformes, de acuerdo con un análisis preliminar. También se encontraron en el yacimiento ollas de barro y cuencos redondos con pequeñas aberturas circulares.
Los signos de deformación craneal entre los restos de los antiguos mesoamericanos no son nada nuevo; probablemente se hicieran para señalar una afiliación grupal, demostrar un estatus social o como una mejora cosmética, pero es la orientación de los cuerpos en la tumba lo que resulta particularmente digno de mención.
Los esqueletos estaban dispuestos en forma de espiral alrededor de un punto concéntrico, como para sugerir que los cuerpos se movían alrededor de una figura central, como una rueda.
“Estaba un individuo sobre el otro, por ejemplo: la cabeza del individuo sobre el pecho del otro, las manos de un individuo bajo la espalda del otro, el bebé sobre el cuerpo de otro”, explicó Jimena Rivera, directora del Proyecto de Excavación y Salvamento Arqueológico en la Universidad Pontificia de México, a Noticieros Televisa. “Entonces estaban relacionados” dijo, añadiendo que no había ningún registro previo de “un entierro con este acomodo”.
Cada cuerpo fue colocado de lado, y con los huesos del brazo entrelazados. No está claro aún si estas personas murieron por causas naturales, algún tipo de calamidad en grupo, o si fueron asesinados. Aunque se desconoce el propósito exacto o la razón de la tumba, los investigadores sospechan que fue parte de un ritual elaborado.
“Creemos que pueda tratarse de alguna interpretación de la vida, porque los individuos tienen diferentes edades: Hay un bebé, un niño, un infante, unos adultos jóvenes, adultos y un adulto mayor”, dijo Rivera.
Esta antigua aldea de Tlalpan, uno de los primeros asentamientos de la región, se remonta al periodo preclásico de México, que se extendió desde aproximadamente el año 1000 aC hasta el 250 dC. Fue mucho antes del surgimiento del gran Imperio azteca, que alcanzó su apogeo entre los siglos XIV y XVI. Este pueblo en particular existió entre la fase de Ticoman (400-200 aC) y la fase de Zacatenco (700 a 400 aC). Por aquel entonces, esta área presentaba una zona boscosa, tierra fértil y cascadas con agua dulce.
Los arqueólogos ya habían encontrado múltiples entierros mesoamericanos, aunque con menos cuerpos. En el INAH dicen que van a seguir estudiando estos huesos y artefactos para tener una idea más clara de lo que sucedió.
[Instituto Nacional de Antropologia e Historia via National Geographic]