
Es una creencia bastante aceptada, incluso por algunos dueños de gatos, que los felinos domésticos no forman realmente un lazo social con nosotros al ser nuestras mascotas. Pero un nuevo estudio publicado el lunes es el último en sugerir que muchos gatos forman vínculos saludables con sus humanos, de la misma manera que lo hacen los perros y los bebés humanos.
Existe una gran cantidad de estudios que han analizado los lazos entre los perros y las personas, al igual que también entre los padres humanos y sus hijos no peludos. Pero según Kristyn Vitale, investigadora del Laboratorio de Interacción Humano-Animal de la Universidad Estatal de Oregón y autora principal del nuevo estudio, no se puede decir lo mismo de los gatos, a pesar de que han vivido junto a la humanidad durante miles de años.
“Creo que parte de la razón de esta escasez de investigación sobre las interacciones gato-humano puede deberse a la idea de que los gatos no son animales especialmente sociales”, dijo Vitale a Gizmodo por correo electrónico. “Sin embargo, los gatos muestran un rango de comportamiento social, e investigaciones recientes indican que podemos estar subestimando la importancia de la interacción social en la vida de los gatos”.
El equipo teorizó que una forma de comprender mejor estas interacciones era estudiar el nivel de “apego” que los gatos tienen con sus dueños, un concepto que quizás recuerdes de alguna clase de psicología.
En pocas palabras, es la idea de que las criaturas sociales forman dos tipos básicos de vínculos con las otras criaturas con las que interactúan, a menudo dependiendo de sus experiencias pasadas. Estas criaturas o tienen un apego seguro con alguien, lo que significa que se sienten alentados por la presencia del otro y no temen perderlo, o tienen un apego inseguro, que puede manifestarse de otras maneras. Si son “inseguros-ambivalentes”, podrían tener tanto miedo de perder ese vínculo que reaccionan haciendo todo lo posible para mantenerlos cerca (podrías llamar a esto comportamiento “pegajoso”); en cambio, si son “evasivos-inseguros”, podrían ser un tipo de criatura que evita acercarse a los demás en primer lugar.
Obviamente, existe una gran cantidad de investigaciones que se dedican a estudiar los tipos de apegos que las personas tienen con otros humanos, y los comportamientos y pensamientos relacionados con estos estilos de apego. Pero también se ha investigado cómo los perros y los primates no humanos se ajustan a estas categorías. En el caso de los perros, la investigación generalmente ha demostrado que se comportan de manera muy similar a los bebés humanos con sus cuidadores.
Vitale y su equipo decidieron realizar una prueba de apego simple, previamente utilizada con perros, en gatos. La primera ola de pruebas se realizó con los dueños de casi 80 gatitos, todos menores de ocho meses. Estuvieron con sus dueños por dos minutos en una habitación desconocida, después los dueños se fueron por dos minutos, y luego los dueños regresaron por otros dos minutos.
El entorno desconocido, según la teoría del apego, haría que al menos algunos gatos se estresen sin sus humanos allí. Y muchos gatos, efectivamente, estaban estresados, a juzgar por los maullidos tristes y otros comportamientos que solían hacer solos. Durante la reunión, el equipo observó cuidadosamente cómo se comportaban los gatos al volver a ver a sus dueños.
“Los gatos reaccionaron principalmente de una de tres maneras al regreso de su dueño”, dijo Vitale. “Los gatos seguros saludaron a su dueño y después regresaron a jugar y a explorar (conocido como el efecto de asegurar base), mientras que los gatos inseguros no regresan a un comportamiento relajado sino que se aferran excesivamente a su dueño (inseguridad-ambivalencia) o evitan a su dueño (inseguro-evitación)”.
El hallazgo clave fue que los gatos cayeron en estos subconjuntos de apego a las mismas tasas estadísticas que los perros y los bebés. Alrededor de dos tercios mostraron claramente un apego seguro a sus dueños, mientras que la mayoría de los gatos inseguros eran pegajosos y seguían estresados. Experimentos posteriores mostraron que estos resultados se mantuvieron en gran medida iguales para el mismo grupo de gatos seis semanas después, al igual que para un nuevo grupo de gatos mayores después de la edad de un año.
Debido a las similitudes entre los gatos, los perros y los bebés humanos en sus estilos de apego, los autores dijeron que es probable que los mismos atributos y rasgos intrínsecos que hacen que los perros y los bebés pongan ojos de cachorros adorables a sus cuidadores no son completamente únicos para ellos. Los gatos también se unen a nosotros socialmente, solo que a su manera, que no siempre es evidente.
Los resultados del equipo fueron publicados en Current Biology.
Cada vez que se intenta estudiar la vida social de los animales, existe la advertencia importante de que realmente nunca podremos saber qué piensa el gatito Fifí sobre nosotros. Lo máximo que cualquiera puede hacer es estudiar sus comportamientos e inferir lo que podrían significar en un contexto limitado (incluso en el estudio actual, Vitale y su equipo no pudieron clasificar el estilo de apego de nueve gatos).
Así que no podemos ver estos resultados, advirtió Vitale, y usarlos para determinar cuánto tendemos a “gustarles” o “no gustarles” a los gatos, esa no es la pregunta que intentaban responder. Y solo porque un tercio de los gatos puedan mostrar un comportamiento inseguro, eso no significa que no puedan tener una relación beneficiosa con sus humanos. Deben llevarse a cabo más estudios, idealmente más grandes, para confirmar si los gatos están tan unidos a nosotros como sugieren estos resultados.
Pero sí sabemos que las personas que regularmente forjan vínculos seguros con los demás generalmente están mejor en sus vidas, y no hay razón para no pensar que los gatos seguros también están mejor. Entonces, en ese sentido, los dueños de gatos deberían estar contentos de que nos busquen para que les demos atención.
“La mayoría de los gatos están unidos de forma segura a sus dueños y los usan como fuente de seguridad”, dijo Vitale.
Para aquellos que se preguntan cómo saber si su gato realmente los quiere, dijo Vitale, probablemente haya algunas señales fuertes a tener en cuenta, aunque no son iguales entre gatos distintos.
“Los gatos pueden mostrar que “les gusta” su dueño de varias maneras. Los gatos más sociales mostrarán afecto frotando a sus dueños o sentados en su regazo, mientras que los gatos más independientes pueden mostrar su afecto simplemente estando en la misma habitación con su dueño. Hay mucha variación en cómo los gatos muestran un comportamiento social hacia las personas”, dijo la investigadora.
El próximo plan de Vitale y su equipo es estudiar más profundamente los entresijos del apego de los gatos. Esto incluye aprender hasta qué punto las primeras interacciones sociales que tienen pueden dejar una huella duradera en sus estilos de apego a lo largo de sus nueve vidas, y si hay formas de cambiar y mejorar sus estilos de apego más adelante en sus vida (en su estudio reciente no parecía hacer diferencia un curso de capacitación de seis semanas a algunas parejas de dueños de gatos sobre cómo socializar mejor entre sí ). Es especialmente importante para los gatos acogidos y protegidos, que podrían haber crecido sin sus madres o ningún dueño humano, y pueden tener dificultades para vincularse con un nuevo dueño.