Los fans de Pokémon, esos que venimos jugando a la saga desde su primera generación, llevamos mucho tiempo esperando por fin disfrutar de un juego completo y digno de la franquicia en una de las consolas de sobremesa de Nintendo. Pokémon Espada y Escudo por fin lo cumple, y aunque no es perfecto, no deja de ser ridículamente divertido y el juego de Pokémon más grande en toda su historia.
Aún recuerdo el placer de jugar tanto a mi cartucho de Pokémon Red en Game Boy que agotaba las baterías “AA” que necesitaba la consola portátil para funcionar, en los tiempos en los que necesitabas añadir un accesorio de lámpara a la consola para poder ver la pequeña pantalla de unas 2,6 pulgadas, con resolución de apenas 160x144 píxeles, mientras viajaba de una ciudad a otra casi todas las semanas, como buen hijo de padres divorciados.
Pokémon Red me acompañó en muchos viajes, paseos y días, y poco después ya estaba disfrutando de mi copia de Pokémon Gold, la segunda generación de criaturas, y en el 2002 de Pokémon Ruby en Game Boy Advance. Sin embargo, aunque jugué incontables partidas de Pokémon Stadium en Nintendo 64 con mis amigos, siempre pensé que a la saga le hacía falta algo. Necesitaba un juego “completo”, como el de las consolas portátiles, pero en una consola de sobremesa.
¿Por qué Nintendo no quería hacerlo?


23 años después de la llegada del primer juego de la saga en la Game Boy original, por fin lo han hecho. Pokémon Espada y Escudo llega para llenar ese vacío que la franquicia tiene desde sus comienzos, y pareciera que la consola que ha elegido Nintendo para hacerlo, la Switch, es perfecta para la saga. Después de todo, es una consola híbrida que puede jugarse tanto en modo portátil como conectada al televisor.
Pokémon Espada y Escudo nos presenta un juego que se siente familiar pero a la vez mejor que todos sus antecesores, porque tiene más cosas y a la vez realiza algunos ajustes y cambios que mejoran la experiencia y hacen el hecho de nivelar o cazar pokémon menos tedioso, o mejor dicho, menos problemático. Uno de sus grandes cambios es que ya no existen las batallas aleatorias en el mapa. ¿Recuerdas ese momento en el que creías que ibas a salir de esa cueva en la que habías estado atrapado durante casi una hora, pero te has encontrado por sorpresa OTRO Zubat más? Eso se acabó. En Espada y Escudo puedes ver a los pokémon a tu alrededor en la intemperie, como si fueran animales reales que habitan a tu alrededor, y evitar acercarte a ellos si lo deseas (del mismo modo de Pokémon Let’s Go Pikachu y Eevee). Eso sí, si te ven en la distancia, intentarán luchar contigo.
La fórmula de los encuentros aleatorios es una muy común en los RPG de batallas por turno de toda la vida, incluyendo juegos como Final Fantasy y tantos otros, pero descartarlas elimina esa sensación de tedio que produce estar atrapado por pokémon invisibles que en cualquier momento pueden interrumpir tu camino. Y si crees que eso hace al juego más fácil, en cierto modo es así, dado que esos combates podían aparecer en el peor momento posible, con tus pokémon agotados y con poca energía, pero aún así los combates en Espada y Escudo con pokémon salvajes se sienten como un reto mayor que en generaciones anteriores, dicho de otro modo, algunos pokémon son realmente difíciles de vencer o atrapar.

En cuanto a su historia, Pokémon Espada y Escudo comienza justo como esperas: un niño o niña tiene un rival (aunque esta vez uno muy amistoso) y ambos quieren convertirse en el mejor entrenador pokémon de la región, aunque en el camino a lograrlo no solo tendrán que enfrentarse a distintos líderes de gimnasios, cada uno especializado en uno o dos tipos de pokémon, sino también a una serie de nuevos rivales que también quieren lograr su mismo objetivo. De hecho, estos otros contrincantes y personajes secundarios del juego tienen historias más interesantes que el que se supone es nuestro rival “principal”. En especial uno tan arrogante y molesto que cada vez que lo derroté en combate sentí un verdadero placer, como si le estaba dando una lección a algún bully.
Pokémon Espada y Escudo se desarrolla en una nueva región, llamada Galar, que está inspirada en el Reino Unido. Sus gráficos son bastante atractivos, y la sensación de profundidad y la posibilidad de mover la cámara para mirar a tu alrededor le ofrecen otra perspectiva al mundo del juego, como nunca antes, aunque me hubiese gustado que el juego contara con actuación de voz, al menos para las cinemáticas y momentos más importantes.
La gran novedad de esta región no es solo que tiene pokémon Corgis (cómo no, similares a los perros favoritos de la Reina Isabel II), sino que cuenta con algo llamado “Área silvestre”, una especie de zona de mundo abierto enorme que cambia el clima y las condiciones cada día, además de los pokémon que aparecen allí. Esta es la mejor zona de todas para atrapar pokémon porque varían en nivel y habilidades, por lo que es recomendable regresar tras conseguir cada medalla de gimnasio, lo que te permite cada vez atrapar pokémon de mayor nivel.


Allí también se encuentran las batallas de incursiones, que te permiten luchar contra un pokémon gigantesco en modo “Dinamax” junto a amigos o desconocidos, en algunas de las batallas más difíciles del juego. Al derrotarlo se obtienen muchos objetos del juego e incluso es posible atraparlos.
Si te preguntas qué es el modo “Dinamax”, se trata del mayor añadido de Espada y Escudo a las batallas de la saga Pokémon. Por una cantidad limitada de turnos es posible transformar a tu pokémon en combate en una versión gigante con ataques superpoderosos. Esto está limitado a solo algunas zonas (como gimnasios o incursiones, por ejemplo), y son un espectáculo visual que hace que tu Pikachu o tu pokémon Corgi se sientan como monstruos gigantes y poderosos. Como Kaijus que batallan al estilo de Godzilla contra algún otro monstruo.
El único problema que tiene Pokémon Espada y Escudo es que sus desarrolladores han limitado la cantidad de pokémon de generaciones anteriores presentes en el juego. En general, los anteriores juegos de la saga solían permitir llenar por completo la Pokédex con todos los pokémon en la franquicia, incluso importándolos de los juegos de generaciones anteriores que posea el jugador. Esto no es posible en Espada y Escudo, y la razón, según sus responsables, es que son demasiadas criaturas (unas 1.000 actualmente) para llevarlas a este juego completamente nuevo sin que tome demasiado tiempo o demasiados recursos. En su lugar, Espada y Escudo cuentan con unos 400 pokémon, aunque no veo imposible que añadan más criaturas mediante actualizaciones futuras, solo que no todas.


Es cierto que esto evita que se pueda mantener la tradición de tenerlos a absolutamente todos de juegos anteriores, y aunque es un fallo real para los fans más antiguos de la saga, pero por otro lado no resta lo suficiente para dejar de ser un juego bueno, enorme y justo lo que los fans también estábamos esperando desde hace tanto tiempo. La posibilidad de jugar a un Pokémon como lo conocemos en la pantalla de un televisor, con mejores gráficos y muchas más criaturas por atrapar y combates por ganar.
En general, se podría decir que en parte Pokémon Espada y Escudo son más de lo mismo, pero mejor, mucho más grande y más abundante. Es nostalgia pura. La franquicia se ha mantenido fiel a sus raíces en un mundo en el que pareciera cada vez menos jugadores quieren disfrutar de los combates por turno, y más solo quieren disparos o presionar el mismo botón para hacer un único ataque. Pokémon, con todo y su aparente simplicidad y atractivo casi infantil, siempre ha sido un juego que requiere de estrategia para ganar los combates más difíciles o atrapar a las criaturas más poderosas. Y en algunos casos, los líderes de gimnasio o rivales de Espada y Escudo presentaron tal reto que me sorprendieron, algo que a mi edad actual y tras haber jugado tantas cosas (y Pokémon) en mi vida, no me habría esperado.
Al mismo tiempo, Espada y Escudo traen suficientes cambios y añadidos a la saga como para sentir que Nintendo y sus desarrolladores en los estudios de Game Freak están comenzando a ver más allá de las mecánicas y sistemas que llevamos 23 años conociendo, pero aún así se siente como un juego de Pokémon, uno real, y no un spin-off para tomar fotos a las criaturas ni nada por el estilo. Es ese juego que muchos llevamos esperando desde los días de gloria de Nintendo 64.