Advertisement
Advertisement

Siete semanas después del inicio de las erupciones y el caos, la transformación del cráter Halema’uma’u ha sido radical. Un vídeo capturado por drones el 13 de junio muestra que donde solía estar el lago de lava, ahora hay un pozo de paredes profundas y empinadas que arroja un gas de dióxido de azufre y de vez en cuando columnas de ceniza volcánica.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) señaló el pasado 12 de junio que la sección más profunda del cráter ahora se encuentra a unos 300 metros por debajo del borde, es decir, una profundidad equivalente a dos monumentos de Washington apilados. El hundimiento ha continuado sin cesar desde entonces, según información que la agencia publicó el lunes.

Advertisement

Los satélites ofrecen otra perspectiva de la naturaleza del cambio que está teniendo lugar. Esta animación, publicada por el USGS el 15 de junio, superpone una serie de imágenes de radar adquiridas por el sistema de satélite Agenzia Spaziale Italiana CosmoSkyMed. Las regiones más oscuras indican un terreno más profundo, lo que revela el hundimiento de partes en los bordes occidentales y suroccidentales del cráter a lo largo del tiempo.

Advertisement

Otra visualización, creada a partir de los datos recogidos dos veces cada seis días por el satélite Sentinel 1 de la Agencia Espacial Europea (ESA), utiliza franjas de colores para indicar la deformación del terreno. Según el USGS, la mancha de franjas en el centro del cuenco de la caldera “indica un hundimiento rápido y extremo”.

Advertisement

Aunque parezca algo radical y dramático, esto es más o menos lo que los geólogos esperarían que sucediera a medida que el magma continúa drenando y disminuyendo. La presión del magma en la cima ahora es mucho más baja de lo que solía ser, y al igual que le sucede a un globo de agua con una fuga, se está derrumbando y desinflando.

“Si se observan varios de estos grandes volcanes en escudo, el colapso de estas calderas es algo bastante común”, explicó Erik Klemetti a Earther, vulcanólogo de la Universidad de Denison, Estados Unidos. También añadió que cuando el volcán Bárðarbunga de Islandia entró en erupción en 2014-2015, la caldera (que en ese caso estaba enterrada debajo de un glaciar) vio un “colapso significativo” cuando las erupciones ocurrieron hacia el noreste.

Advertisement

Todavía no existe ningún indicativo de cuándo disminuirá o cesará la actividad. “Nadie lo sabe”, dijo Klemetti.